De su familia heredó el interés por las Ciencias Naturales (su bisabuelo ya se interesó por la geología; su padre fue el introductor del Pinus insignis en Vizcaya; su hermano extendió su cultivo...).
Los estudios geológicos y petrográficos de Adán de Yarza superaron todas las investigaciones que otros autores habían realizado con anterioridad –limitadas al aspecto industrial- y aún siguen vigentes en gran medida.
[7] Alternando su trabajo con su afición, Ramón Adán de Yarza vio crecer su prestigio como especialista, y fue frecuente que se le consultara como experto en problemas geológicos de diversa índole (sondeo hidrológico del Mentirón,[8] aguas del balneario de Cestona...).
Publicó artículos-síntesis en revistas dirigidas al público lego; impartió conferencias... aspecto éste que llamó la atención del mundo académico;[3] así, en 1905 aceptó una Cátedra de Geología y Yacimientos Minerales en Madrid, donde fue profesor hasta 1910, año en que volvió al País Vasco al ser nombrado inspector general de Minas.
[9] En 1915 se retiró de la ingeniería de minas, para administrar sus tierras en Lequeitio y Mondragón; en ellas se dedicó a mejorar su rendimiento forestal y agrícola.