El resultado es Ekainberri, una infraestructura cultural ubicada en las proximidades de la cueva que permite dar a conocer el yacimiento al público al mismo tiempo que se asegura su adecuada conservación.
Las tres primeras campañas estuvieron bajo la dirección de José Miguel Barandiarán.
En 1984 se publicaron todos los estudios efectuados hasta la fecha sobre el yacimiento y las pinturas.
[9] Dada la importancia del yacimiento y las características de la cueva, se decidió no abrirla al público y construir una réplica de la misma, junto a un equipamiento cultural más extenso que explicara el periodo prehistórico en el que se hicieron las pinturas.
[10] La escenografía que conforma la réplica consta de dos partes diferenciadasː una, la llamada "de detalle", la realizó la empresa ZK Productions mientras que la complementaria la ha hecho la empresa eibarresa Alfa Arte, la cual también se ha ocupado del montaje de la estructura, la pasarela, el aire acondicionado, la luz escenográfica y el recorrido del agua por la escenografía.
Junto a estas dos empresas, y completanto el resto de instalaciones del complejo, han trabajado otras varias.
En el nivel VII, perteneciente al Magdaleniense Inferior, se muestran evidencias fehacientes de la presencia humana.
Hay numerosos restos de alimentación e industria, tanto lítica como ósea.
Este elemento fue hallado en 7 trozos dispersos y está datada en 12 000 años.
[12] Los estratos superiores son ya del período Aziliense, donde las costumbres y forma de vida fueron diferentes.
Se han hallado un total de 70 figuras distribuidas por las diferentes galerías.
Después de atravesar una zona estrecha, la bóveda se eleva, permitiendo a un adulto permanecer erguido.
La galería que se abre a la entrada recibe el nombre de Erdibide, su suelo es estalagmítico y en pequeña pendiente, algo estrecha.
En esta galería se halla la primera pintura, a los 6 metros de su comienzo, un trazo en negro.
La cabeza pintada está realizada en tinta plana y dirigida hacia la derecha.
15 de los animales se orientan a la izquierda, hacia el "nicho del oso" que está situado en la sala Artzei.
Las figuras de los bisontes están realizadas aprovechando un reborde rocoso natural, completando el resto del cuerpo por la pintura.
En este lugar hay varias figuras de animales, ningún caballo.
La investigación integral de los yacimientos ha demostrado que el fin mismo del arte no fue la caza, ya que no existe una relación directa entre la fauna representada y los restos recuperados en los lugares donde vivían.
Se ha datado, mediante otro hueso hallado a su lado, en el Magdaleniense Medio.
También la forma de representación en perspectiva torcida, para que parezcan dos alas, es excepcional.
La representación del ave está realizada con una perspectiva torcida, la cabeza se ve de perfil (según un plano sagital que divide al animal en dos partes simétricas), mientras que el cuerpo se aprecia desde un plano frontal, viéndose las dos alas a la vez.
En la cara externa de la pieza se destacan las alas bien señaladas y aplicadas al cuerpo, separadas por sendos surcos.
Las alas se han hecho de la misma forma que en la cara externa.