Este tipo de arquitectura es aplicable a todo tipo de construcciones, tanto viviendas como cerramientos y delimitaciones agrícolas y ganaderas, tainas para el ganado, caminos, puentes, etcétera.
Estas construcciones se asientan en prados formando pequeños núcleos o grupos aislados de elementos auxiliares.
Estos elementos junto con las viviendas y los edificios comunitarios constituyen todo el elenco arquitectónico.
Tradicionalmente las viviendas se han mezclado con unas dependencias para los animales domésticos, quedando normalmente la planta baja separada en dos dependencias: una para ovejas, vacas, cabras y gallinas y, otra, para sus dueños; en la planta alta se almacenan reservas de alimentos, paja y leña que permitan sobrevivir los meses más crudos del invierno.
El resto de las fachadas quedan ciegas por no recibir a penas luz solar durante buena parte del año.
Sobre los muros descansan las vigas horizontales de los forjados y, sobre ellas, el entablado del piso superior.
Entre los edificios comunitarios destaca la iglesia, mostrando también su singularidad dentro del estilo de la arquitectura negra.
Incluso en donde los edificios que muestran mayor cultismo aparecen escenas cotidianas y referencias a la vida local.
El estilo románico, por su sencillez, se populariza y pervive durante varios siglos hasta tal punto que las iglesias de la zona se construirán bajo el estilo románico hasta épocas más recientes, caracterizándose por su adecuación a las necesidades de las pequeñas comunidades y su identificación con la arquitectura popular que les rodea.
Las iglesias siguen la tradicional orientación este-oeste, situándose el ábside en levante y la espadaña triangular sobre el muro de poniente.
Estas iglesias constan de una única nave y un ábside ligeramente sobreelevado en una cabecera que puede ser plana o semicircular, indistintamente.
Los edificios dedicados a guarecer el ganado, sustento básico de sus habitantes, tienen una importancia fundamental en la arquitectura negra.