Son similares a otras construcciones ganaderas tradicionales del interior peninsular de España, como las tinadas o tenadas, las parideras, el chozón sabinero, las bordas u otros tipos de corrales.En algunas ocasiones, las tainas llevan adheridas una vivienda e, incluso, las tinadas han llegado a ser origen de pueblos, como es el caso de Majaelrayo o Roblelacasa, por ejemplo, en la falda oeste del pico Ocejón.Si bien, otros autores sostienen un origen medieval, emparentándolos con los chozos que se extienden por la ribera del Guadalquivir y por la Cordillera Bética.Concebidas en su origen para un entorno natural más salvaje que el actual, la taina permitió la explotación ganadera en el medio rural frente a la rapiña de animales salvajes como osos, lobos y zorros.La paridera acumulaba, además, el estiércol de los animales, siendo el abono empleado por los agricultores para fertilizar sus campos.Desde mediados del siglo XX, las tainas han ido perdiendo su antigua función de cobertizo económico y fácil de mantener, por lo que han tendido a desaparecer.En la ribera del río Talegones (Soria) hay algunos ejemplos de tainas recuperadas.
Las tainas están elaboradas con materiales fáciles de conseguir en el entorno próximo en el que se encuentran. Roble, olmo y pino son las especies forestales a las que se recurre para levantarlas y a la paja de centeno y trigo para techarlas.
Las tainas requieren de un mantenimiento continuo para conservar en buen estado su techumbre.
Las tainas se han utilizado para guardar ganado, como ovejas. Esta, en
Caracena (Soria)
.
Tinadas abandonadas en un cerramiento de pizarra, al pie del
Pico Ocejón
(Guadalajara).