Se encontraba junto a un vado en el río Jarama formando paso obligado en las rutas de la transhumancia castellana desde el siglo XIII.
Fuy tener y vegilia, como es acostunbrado; Se tiene constancia desde el siglo XV de la existencia del Concejo de la Villa, dirigido por alcaldes ordinarios, regidores y procurador general.
En el siglo XVI se documenta igualmente la existencia en El Vado de hospital, carnicería, aceitería, fragua y taberna.
Las naves se encontrarían cubiertas mediante un artesonado de madera, hoy desaparecido.
En su interior, el arco que divide los dos tramos se apoya en dos columnas adosadas al muro con capiteles de traza muy estilizada, con una cornisa corrida en los paramentos laterales.
La portada principal formada por arco de medio punto sobre cornisa renacentista se abre al norte, por lo que se protegía con un muro elevado a modo de atrio descubierto o portalillo.
En su interior destacaba en el retablo del altar mayor un templete de madera y el tabernáculo, regalo del cardenal Portocarrero, señor de El Vado, en 1630, según una inscripción en el mismo.
[7] El escultor tallista de Tamajón, José Quintana, intervino en el retablo en 1762, constando igualmente el dorado del tabernáculo.
[9] Junto al templo se conserva todavía el viejo cementerio de El Vado, La Vereda y Matallana.