La instrucción allí impartida incluía el estudio de las matemáticas, la dialéctica y las ciencias naturales.[6] La Academia platónica y las demás instituciones culturales consideradas "paganas" por los cristianos subsistieron hasta el año 529 cuando el emperador bizantino Justiniano I ordenó su clausura.El poema goliardesco Gaudeamus igitur, que se ha convertido en himno universitario, incluye un explícito vivat academia.En el Renacimiento se fundó la academia platónica florentina (1440, Cosme I de Médici, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola, etc.).Fueron esenciales para el inicio de la modernidad que llevó a la revolución científica del siglo XVII: la Academia Linceana en Roma (Federico Cesi,[8] 1601-1630), la Accademia del Cimento en Florencia (Evangelista Torricelli, Giovanni Borelli, 1657-1667 -cimento significa "experimento", y su lema era Probando e reprobando-),[9] la Royal Society inglesa (1660), la Academia de las Ciencias francesa en París (1666) (estas dos últimas representaban dos modelos de organización alternativos: mientras que la inglesa era un club privado cuyos miembros pagaban cuotas, la francesa era una institución pública a sueldo del Estado); y la Academia de la Arcadia (1690) en Roma.A partir de la Edad Contemporánea, el término "academia", se usa, genéricamente, como sinónimo de "mundo intelectual", sobre todo para referirse al universitario (que ha vuelto a ocupar un lugar central en la ciencia y la cultura); aunque también al artístico (como el término ruso Academichka).Esta sociedad, llamada congregación o hermandad de San Casiano, tenía por objeto protegerse mutuamente los maestros y mejorar la enseñanza.
La escuela de Atenas
de Rafael, cuyo título se da a veces como
La academia de Atenas
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