Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Las lecturas (clases) se daban en una casa de la calle del Tesoro próxima a la antigua Puerta de Baldanú, en el espacio donde hoy se erige el Teatro Real (es decir, muy cerca del Real Alcázar).A pesar de la expulsión de los jesuitas (1767) decretada por Carlos III, dicho rey quiso mantener la Academia, y en 1770 llamó al cosmógrafo Juan Bautista Muñoz (entonces en Valencia) para ocupar la cátedra.Tampoco se logró la institucionalización de los estudios, que era otra de las metas pretendidas por Herrera, ya que no se expedía ningún certificado o titulación oficial a los alumnos, con vistas a promover profesionales con una formación científico-técnica legalmente comprobable.Los conocimientos impartidos estaban actualizados, y daban cuenta de los avances que habían alcanzado destacados científicos europeos como Copérnico, Cardano, Tartaglia o Galileo.La ilustración española, como la europea en general, dio un nuevo impulso al espíritu academicista.En 1734 se funda la de Medicina y Ciencias Naturales que, poco después, el marqués de la Ensenada encarga segregar en dos ramas a Jorge Juan, pero las circunstancias políticas impiden que culmine el proceso.La Academia se estructura en tres secciones: Ciencias Exactas, Físicas y Químicas y Naturales, además de en un conjunto de comisiones a las que se encomiendan tareas específicas.La cuarta edición está publicada en línea, con software Mediawiki, actualizada de forma continua por editores autorizados por la Academia.