En Madrid contó con la colaboración del padre Miguel Benavente, profesor de matemáticas del mismo colegio, que tradujo al castellano el tratado de la arquitectura civil.
Ampliado por su autor y añadido con nuevas láminas proporcionadas por Juan Minguet y Juan Fernando Palomino, fue publicado en 1763 por Joaquín Ibarra con el título de Elementos de toda la architectura civil, con las más singulares observaciones de los modernos.
[4] Otros dos trabajos publicó en Madrid, fruto de sus investigaciones en astronomía y física.
[5] El segundo, aparecido dos años después también en la imprenta de Ibarra, era un estudio dedicado a la experimentación con la electricidad estática titulado Observaciones physicas sobre la fuerza eléctrica, grande, y fulminante.
Confirmada, y aumentada con nuevos experimentos, ilustrado con una lámina de Minguet.