[2] Bajo la dirección de Palomino se inició en el grabado al aguafuerte y buril de vistas arquitectónicas y retratos.
[4] Son suyos la mayor parte de los grabados, algunos por dibujo propio, de los Elementos de toda la architectura civil del jesuita Christian Rieger traducidos del latín por el padre Miguel Benavente e impresos en Madrid en 1763, en la imprenta de Joaquín Ibarra, empresa en la que colaboró con Juan Fernando Palomino y algún otro pensionado por la academia, y los grabados de carácter técnico y figuras geométricas que ilustran El arquitecto práctico, civil, militar, y agrimensor, dividido en tres libros de Antonio Plo, Madrid, 1767.
Como cuatro años después no se había hecho nada se decidió traspasar el encargo a Diego Sánchez Sarabia, que antes de terminar 1760 remitió a Madrid tres pinturas al óleo con los retratos y otros tres dibujos con inscripciones árabes.
Se encargaron entonces nuevos dibujos a José de Hermosilla, Juan Pedro Arnal y Juan de Villanueva, lo que iba a retrasar el proyecto, aunque comenzaron a abrirse los grabados sobre los motivos decorativos proporcionados por Sarabia.
[7] En abril estaban de vuelta en Madrid, donde continuaron trabajando en los dibujos, que no entregaron a la Academia hasta el mes de octubre, procediéndose luego a su reparto entre los grabadores.