Una vez obtenida dicha matriz, puede repetirse la operación un número más o menos determinado de veces mientras no se gaste la plancha.
[1] La técnica de grabado en cobre probablemente se usó por primera vez alrededor de 1420-1430 en la Alta Alemania, para imprimir naipes, mapas, letras versalitas o ilustraciones devotas decorativas.
Hasta el siglo XVII no se empleó en masa en el mundo del libro español.
Se le deben Los Caprichos, Los Desastres de la guerra, La Tauromaquia y Los Disparates.
Las incisiones se pueden realizar con técnicas diferentes: Los resultados pueden ser muy diferentes según el método empleado, siendo el del buril el que goza de mayor prestigio y calidad en sus acabados, existiendo auténticos maestros de esta técnica.