Ricardo Baroja

Su obra como grabador es destacada y se lo considera continuador de Goya[cita requerida].

Es en Valencia donde conoce al pintor Julio Peris Brell, con quien entabla una larga amistad.

Hizo además viajes por España con su hermano Pío y algunos mutuos amigos, en especial uno a Soria del que dejó recuerdo gráfico.

Ambos hermanos son redactores de El Globo y en estas tareas les envían a Marruecos una temporada.

En 1920 publica Fernanda; en 1925 da una sonada conferencia en el Círculo de Bellas Artes donde, sin dar nombres, ataca a la crítica de arte del momento, en concreto a Juan de la Encina y José Francés, conferencia que tuvo mucha repercusión y que fue impresa; desde entonces la crítica le tendrá ojeriza; en 1926 publica El pedigrée.

Ganó el premio nacional de literatura en 1935 por su obra La Nao Capitana y ese mismo año empieza a escribir en Diario de Madrid los artículos sobre tertulias madrileñas que constituirán su libro Gente del 98 (1952).

Al año siguiente comenzó a escribir la serie “De buena fe” enEl Imparcial, desde donde lanza severas críticas contra la República y los hombres del régimen, entre ellos su otrora amigo Manuel Azaña.

Por ejemplo, Porche del ayuntamiento (1937), La cheka de la posada (1938) y Vuelven al pueblo (1938).

Todos sus cuadros se venden, por ejemplo en la exposición de 1952 en San Sebastián, cuando ya era octogenario y estaba casi ciego desde 1951.

Su obra como grabador es importante y se le considera el sucesor de Goya.

Caserío de Itzea propiedad de los Baroja en Vera de Bidasoa .
Casa Rubio. Óleo. 1926.
Caricaturizado por Pellicer en El Imparcial (1925)
Kaia. Óleo