Desde pequeño sintió gran inclinación por la pintura; y las construcciones mecánicas constituían, después de este, su pasatiempo favorito.
Viviendo en París, en el año trece, dedicado a hacer traducciones y llevando una vida bastante bohemia, una noche, al llegar al hotel, cogió equivocadamente del cuadro una llave que no era la de su habitación.
Subió, y como en el piso anterior al suyo vivían unos amigos, pensó en entrar un rato para charlar con ellos.
Desde esa fecha data su vocación por el cine, al que se entregó de lleno.
Hablando acerca de sus proyectos cinematográficos con Gómez Carrillo, éste encontró admirable sus propósitos.
De regreso a España, ingresa en la “Patria Film”, para corregir y adaptar argumentos.
Monta más tarde, e unión de Armando Pou, un laboratorio y consigue la corresponsalía del Noticiario Fox.
Aparte de las citadas, ha dirigido también otras varias películas cortas, reportajes y noticiarios.
Según el testimonio de Edmundo Barbero, un exiliado español solía reunirse en la capital mexicana con otros compatriotas en un café llamado El Trevi.
Más tarde, Caro Baroja repite la duda sobre su hipotética muerte en Cuba: “creo que murió allí”.