[18] En Colombia también existe este fenómeno, en el contexto del conflicto armado interno que se vive en ese país desde la década de 1960.
[6][20][11] El diminutivo «terruquito» se empleó a modo de arenga en la película La boca del lobo.
[21] Semánticamente, en el Perú se asocian por sinonimia, de forma despectiva, los términos «terruco» e «izquierdista».
[31] Dentro del contexto social peruano, la expresión es utilizada como ataque deslegitimador de movimientos o, en menor parte, políticos progresistas (véase «caviar»), así como críticos con el modelo económico neoliberal implantado durante el gobierno de Alberto Fujimori,[9][11][32] que en ese periodo se recurría al temor y se vinculó al terrorismo a sus opositores.
[35] Uno de sus primeros usos fue cuando el expresidente culpó al entonces mandatario Alejandro Toledo y su gabinete por ser «cómplices del [resurgimiento del] terrorismo»,[36] pero después fue adoptado por el diario chicha El Tío[37] y el resto de la derecha política en general.
El enemigo será siempre el enemigo y, por consiguiente, si un terrorista sigue vivo, la época del terrorismo, al menos en [las] memorias [de] algunas [personas], [permanece como] un miedo latente y, por tanto, [podría volver a] repetirse.
En otras palabras, se vuelve más importante saber quién fue el perpetrador que descubrir si un delito fue perpetrado en primer lugar Durante el segundo gobierno de Alan García, un caso similar involucró a Melissa Patiño, poetisa detenida en Tumbes tras asistir a una reunión de la Coordinadora Continental Bolivariana.
[48] Sin embargo, a lo largo del proceso judicial, no se pudieron presentar pruebas que sustentaran las acusaciones formuladas.
[50] En 2018, el fiscal José Domingo Pérez generó controversia al referirse a la lucha del Estado contra los grupos terroristas como una «guerra civil».
Sus declaraciones, formuladas en el marco de un evento público desde México, motivaron que congresistas como Jorge del Castillo y Carlos Tubino presentaran una denuncia ante la Comisión de Defensa del Congreso por supuesta apología al terrorismo.
En las elecciones municipales de 2011, Lourdes Flores acusó a su rival Susana Villarán y su partido político por supuestamente tener nexos con Sendero Luminoso en una reunión convocada por la Peru Support Group en Reino Unido,[60] caso que la organización y el partido negaron tal conexión.
[65][66] El entonces secretario, Rafael López Aliaga, justificó y defendió la intención de ese vídeo.
[6] Asimismo, el candidato ultraconservador Rafael López Aliaga llamó «filo terruco» al presidente Francisco Sagasti.
[80][81][82][83][84] El terruqueo se ha definido como una práctica utilizada para estigmatizar y criminalizar la protesta social en el país con el fin de debilitarla, reprimirla o desorganizarla.
[90] A finales de 2020, las protestas de los trabajadores agrícolas en Ica se extendieron rápidamente a otros valles costeros derivaron en un paro agrario buscando mejores condiciones salariales y denunciando el maltrato ejercido por las empresas agroexportadoras.
[92] Las élites agroexportadoras reaccionaron acusando a los trabajadores de actividades terroristas, «en su intento por deslegitimar y estigmatizar las protestas actuales, es descalificarlas al tratarlas como una extensión política, histórica y social del conflicto armado interno (1980-2000)».