Poseer un animal de compañía puede traer beneficios a la salud, ya que el cuidado diario hace olvidar, a muchas personas, otro tipo de preocupaciones, evita la depresión y nos hace sentir útiles.
Se puede decir que la mayoría de estos animales se convierten en domésticos si la persona con la que conviven les enseña buenos modales en la convivencia diaria, no olvidando su naturaleza animal.
En adaptabilidad y comportamiento, se dice que los perros como animales de compañía, superan a la mayoría.
[4] Se comenzó a utilizar a los animales con propósitos alimenticios, pero tiempo después se descubrió que podían ser utilizados como herramientas de caza o compañeros de caza, adoptando un valor más productivo como tales que como alimento.
El cuidado de las mascotas se convirtió en un gran negocio a finales del siglo XIX.
[10] Los especuladores también buscaban en el robo de mascotas un medio para obtener beneficios económicos.
Aprovechando el afecto que los dueños sentían por sus mascotas, los ladrones profesionales de perros capturaban a los animales y pedían rescate por ellos.
La primera gran exposición, que albergaría un millar de inscripciones, tuvo lugar en Chelsea en 1863.
[18] El Kennel Club fue creado en 1873 para garantizar la equidad y la organización en las exposiciones caninas.
[28] La interacción social que involucra el tener un animal de compañía ha demostrado una respuesta positiva al estrés mental, la depresión y los sentimientos de soledad, desembocando en un efecto placebo, que mejora la salud del poseedor.
También se debe tener en cuenta el temor o fobia hacia determinada especie.
Además, pueden adquirirse varias enfermedades por patógenos transmitidos a través del contacto animal, como la enfermedad por arañazo de gato, infecciones estomacales, la ornitosis adquirida por el contacto con algunas especies de aves y la salmonelosis.
Otro de los riesgos para el turismo y el hotelería son los ruidos y agresividad de las mascotas, es por ello que los hospedajes que trabajan bajo el formato pet-friendly tienen sus propias normas y restricciones, para así evitar incomodar a los turistas que llegan sin mascotas, así como también evitar daños en la propiedad, así como también daños a los visitantes.
Cuando el destino es en la sierra, optan por alojamientos rurales y cuando es en la costa por apartamentos turísticos ya que son lugares con mayor comodidad, amplios y se puede contar con todas las facilidades para satisfacer las necesidades de las mascotas.