[3] La conducción en Suecia es esencial, los pilotos deslizan los coches por los tramos, derrapando y anticipándose a las curvas.
Los pilotos nórdicos recurren a esta técnica para ganar velocidad: descargan la deceleración sobre la dura nieve e inmediatamente aceleran lo que les permite salir de las curvas con mayor rapidez.
[3] El kilometraje del rally sueco nunca fue muy alto, lo que en muchas ocasiones las diferencias entre los primeros pilotos fuesen mínimas.
Precisamente debido a las largas y heladas pistas por las que circulan los coches, cada neumático está revestido por unos 400 clavos de 7 mm, para lograr la necesaria adherencia del vehículo.
La técnica de pilotaje sobre nieve y el conocimiento del terreno juegan un papel fundamental, ya que en este rally el problema no es perder preciosos segundos en derrapadas excesivas o visitas involuntarias a la cuneta.
El suelo deslizante es el que ofrece tramos espectaculares y rápidos (en relación con las velocidades promedio del campeonato).
De la misma manera en 1967 la ciudad elegida para albergar la salida y la llegada fue Karlstad, hecho que se mantiene en la actualidad.
El primer ganador fue C. M. Skogh a bordo de un Saab 96, hecho que repetiría al año siguiente.
En 1981 venció el primer piloto no sueco: el finés Hannu Mikkola con el Audi Quattro, hecho que repetiría en 1983.
Luego la también francesa Michele Mouton en 1984, el escocés Colin McRae en 1992 o el español Carlos Sainz en 1996, 1997, 1998 y 1999 acabaron en la segunda plaza del podio.
Petter Solberg y Phil Mills tomó de su Subaru Impreza WRC hasta la victoria en 2005.
Ese año el rally vio un finlandés y un Ford en la parte más alta del podio: Mikko Hirvonen.
En 2013 el francés Sébastien Ogier logró la victoria y consiguió dos hitos: se convirtió en el segundo piloto no nórdico, tras su compatriota Sébastien Loeb en 2004, en ganar la prueba y dio al Volkswagen Polo R WRC la primera victoria en el campeonato del mundo, siendo además la primera vez que corría en Suecia.