Un monopolio (del griego μόνοϛ mónos 'uno' y πωλέιν pōléin 'vender') se trata de una situación de privilegio legal en el cual existe un productor o agente económico (monopolista) que posee un gran poder de mercado y es el único en una industria dada que posee un producto, bien, recurso o servicio determinado y diferenciado.Suele definirse también como «mercado en el que solo hay un vendedor», pero dicha definición se correspondería más con el concepto de monopolio puro.Sus principales actividades se centran en fijar los precios, limitar la oferta disponible, dividir el mercado y compartir los beneficios.En la actualidad, el término se suele aplicar a los acuerdos que regulan la competencia en el comercio internacional.Durante la I Guerra Mundial, el gobierno alemán utilizó los cárteles para exportar armas y otros materiales sintéticos.Al iniciarse la II Guerra Mundial, casi toda la industria alemana estaba organizada en torno a cárteles, promovidos y controlados por el gobierno, que permitieron un gran crecimiento en la economía nacional gracias a una balanza de pagos notablemente positiva.Las fusiones y adquisiciones están motivadas por diferentes objetivos que definen a dos distintos tipos de compradores: Todas las fusiones y combinaciones de empresas tienen un potencial para eliminar la competencia entre ellas creando así monopolios.Por ello se afirma que el imponer un impuesto a un monopolista, desde el punto de vista económico, resulta negativo para el consumidor.Además, como refleja el apartado de costes sociales, desde el punto de vista social, aunque el Estado se llevara todos las ganancias del monopolista en impuestos y los redistribuyera entre los consumidores, habría una ineficiencia porque la producción es menor que en condiciones competitivas.El coste social equivaldría a la pérdida irrecuperable de eficiencia provocada por el poder del monopolista.Por ello se afirma que el otorgar una subvención a un monopolista, desde el punto de vista económico, resulta positivo para el consumidor.La teoría de los mercados disputados (en inglés contestable markets) fue mencionada por primera vez por William Baumol, John Panzar y Robert Willing en 1982 en un libro titulado Contestable Markets and the Theory of Industry Structure (Los Mercados Disputados y la Teoría de la Estructura Industrial).Al equiparar el mercado monopolista con el mercado perfectamente competitivo la variación es: Aunque el Estado se llevara todos los beneficios del monopolista en impuestos y los redistribuyera entre los consumidores de sus productos, habría una ineficiencia porque la producción es menor que en condiciones competitivas.Además la empresa puede dedicarse a la búsqueda de rentas económicas:[3] gastar dinero en esfuerzos socialmente improductivos por ejemplo para adquirir, mantener o ejercer ineficientemente su poder de monopolio, lo que también supone un coste social.En ese caso la regulación es continua, al ser el estado la entidad que toma todas las decisiones por motivos políticos.El organismo que ejecuta y desarrolla las leyes antimonopolio en Europa es la Comisión Europea junto a las administraciones nacionales.Si el monopolio resulta ser la estructura más eficiente posible para una determinada industria, se admite su existencia, dando lugar a un monopolio natural, pero se intenta reducir el poder de mercado adquirido por el monopolista hasta el mínimo posible, equiparando la situación del consumidor y del productor.También siguiendo la tendencia intervencionista, el Estado puede nacionalizar o estatalizar monopolios, permitiendo así que el poder de mercado caiga en manos estatales y no privadas.[cita requerida] En relación con la necesidad de una normativa antimonopolio existen dos posturas clásicas al respecto.Estas corrientes encuentran su implantación más férrea en sistemas económicos socialistas y comunistas.[cita requerida] Estas corrientes encuentran su implantación más férrea en los sistemas económicos capitalistas.Hoy en día las más implantadas en los sistemas occidentales son las corrientes liberales aunque una forma bastante moderada siguiendo en parte el modelo keynesiano.Esto usualmente ocurre en mercados donde las firmas tienen que realizar una altísima inversión inicial para ingresar (economías de escala).Los incentivos para que otras firmas ingresen son nulos y, por otro lado, también sería ineficiente, es decir, resulta más eficiente que solo haya una empresa en el sector puesto que los costes medios tienden a 0 según se aumenta la cantidad haciendo el negocio más rentable y ayudando al monopolista a bajar el precio.Así, la discriminación de primer grado es la que dejará más beneficio al monopolista.Para poder aplicar tercer grado el monopolista necesita tener información perfecta sobre la demanda y que no exista reventa entre los diferentes grupos de consumidores.Los estancos más comunes son los del tabaco, naipes, sal, explosivos y licores.Estos beneficios solo se mantendrán al corto plazo ya que al no existir trabas a la entrada o salida de empresas este beneficio actuará como incentivo a las demás empresas para entrar en el mercado restando con ello clientes a las demás, dándose esta situación hasta que la curva de demanda de cada empresa sea tangente a la de coste total medio; acabando con ello el incentivo y la entrada de empresas, por lo que a largo plazo las empresas suelen fijar su producción y precio con un beneficio nulo (lo que no significa que no sea rentable económicamente).Sin embargo, puede ser muy común con los mercados de factores, especialmente en los países en desarrollo, donde una firma puede controlar una región y donde no hay gran movilidad de los factores.En ese caso tanto el comprador como el vendedor se encuentran en una situación de negociación ya que el poder del monopolista (haciendo el precio suba) y el poder del monopsionista (haciendo que el precio baje) se contrarrestan mutuamente.
El
monopolio bilateral
puede parecer imposible ya que reúne las dos formas puras de
monopsonio
y
monopolio
, un comprador y un vendedor. Sin embargo son bastantes frecuentes pues representan el intercambio de
bienes
que no son comunes o corrientes. El poder de
negociación
se convierte en un factor clave para la determinación del
precio
.