Las empresas analizan estas necesidades para identificar variables de segmentación, como la geografía, demografía, psicografía o comportamiento.
Las empresas pueden optar por una cobertura indiferenciada, diferenciada, concentrada (lease nicho de mercado o micromarketing), según sus capacidades y objetivos.
Este paso coincide con el proceso de targeting en STP, donde las empresas escogen los segmentos más atractivos en los que enfocarse.
En esta etapa, la empresa define el público ideal al que quiere llegar, buscando maximizar sus recursos y optimizar el impacto de sus campañas.
El posicionamiento se basa en cómo la empresa quiere que los consumidores perciban su producto o servicio en relación con las alternativas, destacando atributos únicos y beneficios relevantes.
Finalmente, la estabilidad implica que la segmentación basada en estudios en un determinado momento se mantiene más o menos inalterada con el paso del tiempo y sólo serían necesarios cambios menores.