En la ladera norte, los Pirineos se extienden por las regiones francesas de Nueva Aquitania y Occitania.
En la ladera sur, por las comunidades españolas del País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña.
La norma general, según la cual la ladera norte es de soberanía francesa y la sur española, presenta varias excepciones.
En lenguaje corriente, la palabra «Pirineo» se aplica al conjunto de altas sierras fronterizas hispano-francesas.
Según otra leyenda, Pirene dio a luz una serpiente antes de morir, y su cuerpo fue colocado sobre una hoguera.
El fuego de la incineración se propagó a la montaña, hasta el punto que las poblaciones del Ampurdán en las que residían comerciantes griegos denominaron Pirineos (del griego pyr, pyros, ‘fuego’) a aquellos macizos cubiertos de llamas.
Otra versión dice que es un topónimo ancestral, de origen íbero o vasco.
El límite occidental puede resultar arbitrario, ya que los Pirineos se funden gradualmente con los Montes vascos, que a su vez tienen su continuidad en la cordillera Cantábrica (el eje pirenaico-cantábrico llega a 1000 km de continuidad montañosa).
Hacia este mismo lado se presentan cortes en las fosas de los ríos Segre y Tet.
Los Pirineos son más antiguos que los Alpes: sus sedimentos se depositaron por primera vez en las cuencas costeras durante las eras Paleozoica y Mesozoica.
Esta penillanura se originó no antes que en los tiempos del Mioceno tardío.
Presumiblemente se formó en altura, ya que la sedimentación extensa elevó considerablemente el nivel de la base local.
Hoy en día los Pirineos solo poseen glaciares de circo o con pequeñas lenguas por encima de los 2700 metros: Aneto, Balaitus, Vignemale, Monte Perdido y Maladeta en el lado español y Ossue o Troumouse en el lado francés.
La influencia mediterránea hace que el pirineo oriental y meridional, más soleado, tengan una composición florística diferente del resto de la cordillera.
El límite superior del monte se sitúa entre los 2000 y 2500 m (pinos), siendo relevados por landas subalpinas (erica, rhododendron) por encima de 2500 a 3000 m, tan sólo hay piedras y pequeños glaciares.
Los valles más altos destacan por sus prados, hayedos, abetos y pinos silvestres.
En el extremo oriental las lluvias torrenciales del mediterráneo, combinado con la sequía estival, dan lugar a grandes hayedos y encinares.
[14] Entre las casi 200 especies animales que sobreviven en la cordillera, destaca sobre todas la presencia del mítico oso pardo (Ursus arctos arctos), el cual, aún perseguido y esquilmado, parece recuperarse muy lentamente de su declive.
En la alta montaña vive una de las más apreciadas especies pirenaicas, la perdiz blanca o lagópodo alpino.
En la vertiente sur el régimen de precipitaciones es esencialmente alimentado por las perturbaciones provenientes del suroeste de origen atlántico, que sufren una influencia continental durante su travesía por la península y se reactivan al contacto del relieve pirenaico.
El aire oceánico templado es rechazado por la alta montaña, donde los inviernos son relativamente fríos y los veranos suaves (a 1200 m: 0 °C en enero, +15 °C en julio).
A lo largo del período Cuaternario se han evidenciado variaciones en la temperatura, con diversos ciclos de glaciación-desglaciación.
[37][38] Los riesgos ambientales relacionados con el cambio climático en la cordillera de los Pirineos son los siguientes: Esta cordillera cuenta con grandes espacios acondicionados para el ocio, al ofrecer grandes posibilidades por su belleza y clima.
A continuación se muestran las estaciones de esquí que hay en los Pirineos.
Las carreteras que transcurren por la cordillera ha sido utilizadas como recorrido de diferentes pruebas automovilísticas.
Algunos científicos y montañeros que han destacado en el estudio de estas montañas son: