Fue educado entre aragoneses, aspecto concorde con la lengua más usual de su etapa como infante.
Tras enfrentarse por diversas cuestiones, Pedro IV declaró al rey mallorquín culpable del proceso abierto en su contra (1343) y, en cumplimiento de la sentencia, invadió Mallorca y derrotó a las tropas de Jaime III en Santa Ponsa.
Se le respetó la señoría de Montpellier, desde donde intentó recuperar la Cerdaña y el Conflent.
En 1351 entró en guerra contra Génova, apoyando a Venecia, puesto que los genoveses promovían revueltas en Cerdeña.
[7] Pedro IV tuvo que enfrentarse asimismo a una crónica rebeldía de los Arborea en la isla desde 1364 y hasta casi el fin del reinado, 1386.
Pedro I quería recuperar los territorios murcianos que habían pasado al Reino de Valencia.
El conflicto terminó con la paz de Almazán en 1375 sin vencedores ni vencidos.
Mandó construir los Sepulcros Reales del monasterio de Poblet.