[9] En 1816, la pareja pasó un verano con George Gordon Byron, John William Polidori y Claire Clairmont cerca de Ginebra, Suiza, donde Mary concibió la idea para su novela Frankenstein.
Esta visión constituyó un desafío directo al romanticismo individual promovido por Percy Shelley y a las teorías políticas educativas articuladas por su padre, William Godwin.
[19] En diciembre de 1801, se casó con Mary Jane Clairmont, una mujer que ya tenía dos hijos: Charles y Claire.
[24] El biógrafo del siglo XIX de William Godwin, C. Kegan Paul, más tarde sugirió que la Sra.
Sin embargo, el negocio no tuvo éxito y Godwin se vio obligado a pedir prestadas grandes sumas de dinero para mantenerlo.
[27] Godwin logró salvarse de la cárcel por moroso gracias a filósofos entusiastas tales como Francis Place, quien le prestó dinero para que pagase sus deudas.
[31] Su padre la describió a los quince años como una chica «singularmente valiente, un tanto impetuosa y de mente abierta.
[36] Mary Godwin debió de conocer al poeta y filósofo radical Percy Bysshe Shelley en el intervalo en sus dos viajes a Escocia.
[nota 3] Se consolaba parcialmente con las visitas de Hogg, quien al principio le desagradaba pero pronto comenzó a considerar un amigo.
Este había accedido a criarla, dado que Claire ya no podía continuar encargándose de ella.
También debió lidiar con el interés de Percy en otras mujeres, tales como Sophia Stacey, Emilia Viviani y Jane Williams.
[90] Los eventos en Nápoles, una ciudad que Mary Shelley más tarde describió como un paraíso habitado por demonios,[91] permanecen rodeados de misterio.
Allí Percy Shelley debatió con Byron y Leigh Hunt el lanzamiento de una revista radical que se llamaría The Liberal.
[13] Al principio, sir Timothy Shelley había aceptado mantener a su nieto, Percy Florence, solo si era criado por un tutor.
Mary Shelley se mantuvo ocupada editando los poemas de su esposo, entre otros trabajos literarios, pero la preocupación por su hijo la absorbía demasiado.
Payne aceptó su decisión y trató sin éxito de que su amigo Irving le propusiera él mismo matrimonio a Mary.
[109][nota 12] Con la ayuda de Payne, a quien mantuvo sin conocer los detalles, Mary Shelley obtuvo pasaportes falsos para la pareja.
Mary recibió 500 libras por editar Obras poéticas (1838), en la cual sir Timothy insistió en que no debía incluir una biografía.
[117] Se alegró muchísimo cuando su viejo amigo de Italia, Edward Trelawny, regresó a Inglaterra, y bromearon sobre un posible matrimonio en sus cartas.
[119] Las referencias indirectas en sus diarios, desde principios de 1830 hasta 1840, sugieren que Mary Shelley tenía sentimientos románticos hacia el político radical Aubrey Beauclerk, quien la había desilusionado casándose en dos ocasiones con otras mujeres.
Peter, en Bournemouth, cercana al suburbio en el que Mary había vivido durante una parte de su vida, Boscombe.
[147] La autora usa la novela histórica para recrear las relaciones entre hombres y mujeres; por ejemplo, Valperga es una versión feminista del estilo masculino de Scott.
[148] Al introducir mujeres en cierto tipo de relatos, cosa que no había sido hecha nunca antes, Shelley cuestiona las instituciones políticas y teológicas establecidas.
[156] Sandra Gilbert y Susan Gubar argumentan en su libro La loca del desván (1979) que en Frankenstein en particular, Shelley respondió a la tradición literaria masculina representada por John Milton en El paraíso perdido.
[158] Poovey sugiere que las múltiples narrativas de Frankenstein le permiten a Shelley mostrar su faceta artística: «puede expresarse y pasar desapercibida al mismo tiempo».
La novela está basada en temáticas políticas e ideológicas, particularmente la educación y el rol social de las mujeres.
El monstruo de Frankenstein, por ejemplo, lee libros asociados con ideales radicales, pero la educación que obtiene no le sirve.
Más frecuentemente y de mayor importancia, estas lecciones consistían en críticas a las instituciones dominadas por los hombres, tales como las monarquías.
[223] A pesar de la carga emocional involucrada en la tarea, Mary Shelley posiblemente demostró ser en muchos aspectos una editora profesional y detallista.
[233] Durante su vida, Mary Shelley fue tomada en serio como escritora, pese a que los críticos habitualmente no apreciaban los rasgos políticos presentes en sus obras.