María Izaguirre

María Izaguirre cumplió cabalmente con las obligaciones que le correspondían efectuar como esposa del primer mandatario.

Además, como le encantaba ir al teatro, en varias ocasiones las funciones se dedicaron a obras de beneficio social y las señoras de sociedad organizaban actividades para juntar fondos para la causa que ella quisiera.

María Izaguirre era muy devota e influenció mucho en las buenas relaciones entre el gobierno y la Iglesia.

Cabe mencionar que Mauricio Locken ocupó el cargo de Mayor en la Fuerza Aérea Mexicana, incluso fue copiloto de Radamés Gaxiola Andrade y después piloto responsable del avión presidencial "Constitucionalista Uno".

Los dos se conocían desde 1904, cuando la simple curiosidad llevó al joven Adolfo Ruiz, camino al trabajo, a presenciar la inauguración de las obras del puerto; aunque nunca pensó en ser marinero, se detuvo a observar a un grupo de niñas que estaban jugando, entre las que se encontraba la hija del director de la Escuela Naval, María Izaguirre.

Aparentemente, la idea de casarse no la tuvo él sino que se la sugirieron, pues para hacer carrera en la política y sobre todo para llegar al puesto más alto, era necesario tener una familia y una apariencia de vida normal.

Tras la muerte del secretario de Gobernación Héctor Pérez Martínez en 1948, Ruiz Cortines es designado para reemplazarle.

La decoración de la casa era sencilla; no había candiles, porcelanas ni tapetes persas.

Como don Adolfo era austero y no gustaba de las fiestas de cualquier índole, no se contó mucho con la presencia del matrimonio en las celebraciones efectuadas en el tiempo en que fue secretario Ruiz Cortines.

Durante todos esos meses siguió atendiendo los asuntos y acuerdos oficiales por las tardes, en su pequeña residencia, ya que en las mañanas despachaba en Palacio Nacional.

La oficina de su casa particular, donde atendía a las personas, era muy pequeña, tanto que había ocasiones en que la gente debía esperar afuera, y cuando llovía hasta se mojaban, por lo cual fue necesario mandar poner una lona para protegerlos.

La mudanza se hizo con toda sencillez y no quiso hacerle arreglo o modificación alguna a la casa.

Adolfo y María Ruiz Cortines se instalaron en el ala sur de la residencia.

Del lado derecho de la sala principal estaba el comedor, un antecomedor y luego la cocina.

En la planta alta, sobre el despacho presidencial se encontraban las habitaciones del matrimonio Ruiz Izaguirre, divididas por una pequeña sala, y del otro lado de las recámaras de los huéspedes, que nunca se llegaron a ocupar durante la administración ruizcortinista debido a que ninguna de las visitas que recibieron se alojaron en Los Pinos.

La casa estaba totalmente decorada al estilo francés, con cómodas de Boulle, y grandes candiles de cristal checoslovaco, que se conservó tal cual el la había dejado el expresidente Miguel Alemán.

En 1957, faltando poco menos del año para concluir la administración de Ruiz Cortines, el mayor Mauricio Locken se fue a vivir a Los Pinos, asentándose en la casa que había quedado deshabitada, donde vivió el general Lázaro Cárdenas del Río.

Pidió que se equipara la parte superior, junto a las habitaciones personales, un cuarto con los aparatos más modernos de ejercicios y masajes para conservar en buen estado su salud.

Durante este sexenio, la asistencia social siguió dándose del la misma forma que en la administración anterior, donde este rubro era encabezado por Beatriz Velasco de Alemán, en el que se proporcionaba el sustento básico a unos cuantos entre los más pobres y para atender su salud cuando ya estaban enfermos.

En ellas se obtuvieron donativos destinados a la protección de la infancia, fundamentalmente en su nutrición y atención médica.

A la celebración del día de Reyes, la primera dama le dio un impulso especial.

Ahí junto tenía a su hijo, el entonces Capitán Mauricio Locken, quien fue primero copiloto y después piloto, responsable del avión presidencial, recién estrenado.

Vestía faldas hamponas y portaba peinados hechos en complicados chongos que se sostenían con laca.

Quizá por su forma de ser es que se corrieron tantos chismes y rumores sobre la señora.

La señora Izaguirre tenía una gran pasión por los animales y en especial le encantaban los gatos.

La última ocasión en que se le vio a la señora María fue cuando murió Ruiz Cortines en 1973.

Una nota periodística da fe del último acto público de la señora Ruiz Cortines: