Pretende no sólo adelantarse a Juan, sino en el triunfo liberarse del rencor que le profiere.
Muchas y divergentes mitologías urdieron los histriones; unos predicaron el ascetismo; otros la licencia, todos la confusión."
Juan es juzgado, se defiende con "ingenio e ironía" y es condenado a la hoguera.
"[2] De forma similar narra Borges las vicisitudes del Rubaiyat, de su autor, Omar Kayyham, y su traductor, Edward Fitzgerald: "En las Rubaiyat se lee que la historia universal es un espectáculo que Dios concibe, representa y contempla; esta especulación (cuyo nombre técnico es panteísmo) nos dejaría pensar que el inglés pudo recrear al persa, porque ambos eran, esencialmente, Dios, o caras momentáneas de Dios."
[3] Retornando a León Bloy, cabe el comentario que bien podría haber sido un protagonista del cuento.
"[6] Ese sueño dirigido, que es el cuento, nos lleva al sistema de citas que constituyen el entramaje de "Los teólogos": Hunos, Civitas Dei, Platón, Aquilea, orillas del Danubio, monótonos, las montañas, Panonia, Procusto, Plutarco, estoicos, Apolos, Dianas.
Euforbo, el hereje histriónico, es un personaje tan ficticio como la secta a la que pertenece.
[7] Cabe especular si Borges, urdiendo su mitología personal, no se veía como partidario de los histriones, que "predicaron...todos la confusión".
A ello se suma la caricatura y una visión satírica de los personajes: Aureliano es "laboriosamente trivial", probo en absurdas comparaciones y sermones anacrónicos; Aureliano da la imagen del académico algo senil, que no capta el peligro de su argumentación; Dios es indiferente, confuso o distraído.
Januar 1986) M. del C. Rodríguez Martín, En el espejo: identidad y alteridad en Borges, Cartaphilus.