Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario.Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a aserrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza.Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos, una muy larga y otra demasiado corta, o bien una de longitud ajustable.Matar a Procusto fue la última aventura de Teseo en su viaje desde Trecén (su aldea natal del Peloponeso) hasta Atenas.[10] Procusto se ha convertido en un símbolo de conformismo y uniformización.
Teseo (vestido con ropas transparentes) y Procusto (casi acostado en su famoso lecho); lado A de un ánfora ática de figuras rojas (470 a. C.) pintada por Alquímaco, proveniente de
Nola
(cerca de
Nápoles
)