Está situada en la llanura entre el Monte Vesubio y los Apeninos, a unos 20 km de Capua.
Aníbal se vio obligado a retirarse y después de la conquista de Nuceria regresó y asedió Nola hasta que Marcelo mediante una inesperada salida cargó contra los cartagineses y les infligió considerables pérdidas, lo que provocó que se retiraran.
Apenas fue una escaramuza, pero fue presentada en el bando romano como una gran batalla para aumentar su moral.
Aníbal atacó a Nola otra vez en el 215 a. C., pero una vez más, durante el asedio, una salida de Marcelo desorganizó a los atacantes, que al final desistieron.
El territorio más fértil lo entregó a sus soldados y acabó siendo una colonia; los antiguos habitantes fueron expulsados de la ciudad.
En tiempos de Diocleciano una inscripción la menciona como Colonia Felix Augusta Nolana.
Desde Nola hasta Bovillae, una procesión fúnebre fue recibida por los senadores por allí donde pasaba.
Nola fue una ciudad importante durante el Imperio romano, sobre todo desde la época de Vespasiano y en el siglo IV fue sede episcopal.
Ya de joven, al morir su adinerado padre, Félix había distribuido su herencia entre los pobres.
Murió un 14 de enero del año 313 (aproximadamente), día en que se conmemora su festividad.
Al santo, cuyo busto se hace desfilar el día anterior, se atribuye el "miracolo della manna" ("milagro del Maná"): el Santo Maná es un líquido parecido al rocío que fluye en un cáliz desde la muesca de la pared de la cripta donde se conservan los restos mortales de San Félix.