Las reflexiones sobre la longevidad van habitualmente ligadas al reconocimiento de la brevedad humana e incluyen discusiones sobre métodos para extenderla más allá del límite tenido como normal.
Por lo tanto, seres mortales que viven más allá de lo esperado, son vistos en relación con dichas divinidades.
[cita requerida] Culturalmente, muchos pueblos naturales de África, Asia y América Latina, tienden a venerar a la persona más anciana como depositario de experiencia y sabiduría.
El resveratrol, las sirtuinas y la rapamicina se han demostrado como los agentes químicos de longevidad más prometedores.
Ambos interactúan para asegurar un funcionamiento celular saludable y correcto por medio de una serie de eventos moleculares que permiten esta comunicación interior y, cuando esta comunicación se rompe, vicia o hace confusa, el envejecimiento se acelera.
Los países industrializados, que han reducido su nivel de natalidad a cifras alarmantes como España, Italia e incluso los Estados Unidos, tendrán cada vez sociedades más ancianas durante el siglo XXI, lo que incidirá en la preocupación por prolongar la vida.
Desde 1840 el nivel de vida humano a nivel global ha subido considerablemente, siendo mayor para las mujeres que para los varones con una diferencia promedio de tres años en todo el mundo[cita requerida].
La mosca es uno de los insectos más observados en este sentido, cuya longevidad puede ser alterada.
[16] Si los insectos viven poco tiempo en comparación con la vida humana, las plantas pueden tener una longevidad extraordinaria, aunque se diga que hay flores de un día.
Los árboles milenarios (hasta más de tres mil años) son el roble, olmo, castaño y otros.
[19] Los siguientes son los seres orgánicos más viejos del mundo datados por la ciencia: En la especie humana la longevidad es una característica multifactorial cuantitativa, la cual está afectada por factores genéticos y ambientales.
En relación con el metabolismo lipídico y el envejecimiento, diversos estudios GWA han demostrado que la apolipoproteína E (ApoE) y en concreto la variante genética ε4 está asociada con una menor probabilidad de tener una vida longeva.
Por otra parte, también se ha establecido que la variante ApoE ε2 está correlacionada con una mayor longevidad.
Es por ello que sus variantes ApoE ε2 y ε4 han sido asociadas con el aumento (ε4) o la disminución (ε2) del riesgo a sufrir enfermedades relacionadas con la edad como enfermedades cardiovasculares o el Alzheimer, lo que explicaría su efecto en la longevidad.
Se trata de un gen no demasiado común, pero muy grande y con mucho efecto, implicado en el transporte del colesterol malo.
También mediante GWAS se mostró que la longevidad está genéticamente correlacionada con la edad de la muerte paterna y en concreto, negativamente correlacionada con la enfermedad de las arterias coronarias (EAC) y con la diabetes tipo 2.
[27] La capacidad del ADN para repararse, es un factor importante en la determinación de la longevidad en las especies.
Esto se ha estudiado en la enzima poli (ADP-ribosa) polimerasa-1 (PARP-1), que es un intermediario en la respuesta celular al daño del ADN, inducido por estrés.
En estudios comparativos entre especies, se ha observado que la actividad de PARP-1 está asociada con la longevidad.
Para esto, bases de datos como HAGR ( Human Aging Genomic Resources-GenAge Database)http://genomics.senescence.info/genes/ reportan a diario un sinnúmero de nuevos genes reportados en organismos modelos así como en los humanos.³