[3] Su maestría en sacrificios, así como sus cambios en las prácticas fúnebres, fueron de gran ayuda a Solón en su reforma del estado ateniense.Según la Suda, cuando murió Epiménides, encontraron que su piel estaba tatuada con unas figuras extrañas parecidas a escrituras.[13][1] El cuerpo de Epiménides, al parecer asesinado por los espartanos,[1] fue preservado en Esparta, obedeciendo un oráculo."Cretenses, siempre mentirosos", con la misma intención teológica que Epiménides, aparece también en el Himno a Zeus de Calímaco.El propio Epiménides no parece haber pretendido ninguna ironía o paradoja con su afirmación "Cretenses, siempre mentirosos".En la epístola a Tito hay una advertencia que dice: "Uno de ellos, incluso un profeta suyo, dijo: Los cretenses son siempre mentirosos, bestias malas, vientres lentos".