Su gobierno se caracterizó en materia exterior por contrapesar la preponderancia política de la Francia de Luis XIV (su primo hermano por vía femenina) en Europa y por rechazar por el este la amenaza del Imperio otomano.
En 1690 se promulgó el Diploma Leopoldinum, que contenía la nueva situación político-jurídica de Transilvania, declarando que era parte del Sacro Imperio Romano Germánico[cita requerida] y debía pagar un alto impuesto.
El rey Leopoldo de Hungría trajo hábilmente a su corte en Viena al joven príncipe húngaro Miguel Apafi II, donde en 1701 le otorgó el título de Príncipe Imperial Germánico y lo alentó a renunciar oficialmente al trono transilvano.
Su comandante, Raimondo Montecuccoli, recibió la orden de permanecer a la defensiva y evitar un conflicto directo.
Enzarzado en una seria lucha con el Imperio Otomano, el emperador volvió a actuar con lentitud, y aunque se unió a la Liga de la Asociación contra Francia en 1682, se alegró de hacer una tregua en Ratisbona dos años más tarde.
Toda la posición europea estaba ahora ligada a los acontecimientos en Inglaterra, y la tensión duró hasta 1688, cuando Guillermo III de Orange ganó la Corona inglesa a través de la Revolución Gloriosa y Luis invadió Alemania.
La paz con Francia duró unos cuatro años y entonces Europa se vio envuelta en la Guerra de Sucesión Española.
Bajo la dirección de Guillermo III se formó una poderosa liga, una renovada Gran Alianza, contra Francia; de la que el emperador era un miembro destacado, y en 1703 transfirió su derecho sobre la monarquía española a su segundo hijo, Carlos.