La poca planificación y el clima desfavorable llevó al fracaso de la expedición.Debido a las relaciones de los otomanos con los moriscos, el peligro para España era doble, por lo que Carlos I decidió conquistar Argel.La escuadra de Málaga, junto con los galeones del Cantábrico, se dirigieron directamente hacia Argel.Las tropas tuvieron que vadear un largo trecho con el agua a la cintura, llevando sus armas, impedimenta y víveres para tres días.Empeoró el clima, con lluvias torrenciales y vientos huracanados, que derrumbaron las tiendas del campamento.Hubo unos 300 muertos y otros tantos heridos, pero las tropas invasoras consiguieron cerrar el cerco.Las tripulaciones de las naves que habían quedado varadas por el temporal fueron pasadas a cuchillo por los argelinos.Para efectuar el reembarque, se tiraron al agua los caballos para hacer sitio a los hombres.Las galeras de Doria, en las que iba Carlos I, recalaron en Bugía, donde pasaron veinte días.Las pérdidas fueron muchas, pero no se contabilizaron, ni al parecer hubo voluntad de hacerlo.
Un caballero maltés clava su daga en la puerta de Bab Azzoun, de Léon Galibert (1844)
Naufragio de barcos cristianos en la bahía de Argel, 1541