El triunfo le dio estatus legal a Cortés, cuya posición había sido impugnada durante la conquista.
Cortés regresó a Nueva España en 1530, para encargarse de las exploraciones en el Mar del Sur, como se llamó entonces al Océano Pacífico.
El mayorazgo también estableció la sucesión al título, que es de preferencia por la primogenitura masculina, es decir, a la mujer se le permite acceder solo si carece de hermanos vivos y si sus hermanos difuntos no dejaron descendientes masculinos legítimos.
[13][14] Estas solo podían ser heredadas hasta dos generaciones, y los encomenderos no tenía ningún poder político o judicial en sus territorios, dependían de la pertinente Real Audiencia y la Capitanía general o la Intendencia.
Cortés está censado con su título de marqués, así que es fácil ubicarlo.
El censo también da información importante sobre el grado de eficacia a nivel local de la evangelización cristiana, ya que cada miembro del hogar fue identificado como bautizado o no bautizado.
El marquesal se componía de siete jurisdicciones: cuatro corregimientos y tres alcaldías mayores.
Algunos otros participantes, como los hermanos Ávila, fueron condenados a muerte y ejecutados.
[10] Cuando se trataba de discutir asuntos inmobiliarios, los funcionarios sesionaban en grupo, llamado Junta.
Además, había una oficina en Madrid, la Dirección General, por lo que las decisiones se tomaban junto con los agentes del marqués.
El cuarto marqués también murió sin descendientes, por lo que, con los nietos, en 1629, terminó la línea directa de Hernán Cortés.
El título nobiliario fue rehabilitado por el rey Alfonso XIII en 1916 a favor de José Pignatelli de Aragón y Cortés y Fardella, quien continuó radicado con su familia en Italia.