Jean IV de Béthencourt

Ese mismo año, una embajada inglesa denunció a Béthencourt ante la corte francesa por piratería.

Esta circunstancia, unida a la multitud de procesos que tenía pendientes, posiblemente resultó ser un acicate para que el normando se alejase de Francia lo antes posible.

[16]​[17]​ Ocho días después, la nave llegó a La Coruña, donde Béthencourt solicitó tomar parte de los pertrechos de un buque en desguace, lo que también acabó en disputa, persecución naval incluida, que no tuvo mayores consecuencias.

[18]​ Bordeando la costa portuguesa, los expedicionarios llegaron al Puerto de Santa María, Cádiz, donde unos mercaderes establecidos en Sevilla les acusaron de haber saqueado y hundido tres naves, por lo que uno de los dos socios[19]​ fue detenido y conducido a Sevilla donde, tras declarar ante el Consejo del Rey, fue puesto en libertad.

[20]​[21]​ Mientras tanto, parte de la tripulación conspiró para animar al resto a abandonar el viaje, logrando que el número de expedicionarios quedara reducido a sólo 63 tripulantes.

[14]​ Tras estos incidentes, la mermada expedición abandonó Cádiz rumbo a Canarias.

[22]​ La Salle desembarca en el norte de la isla y la explora durante ocho días sin encontrar a ningún nativo, pues todos habían huido al interior al avistar la nave que se acercaba, tras lo cual se vio obligado a regresar al punto de partida para reabastecerse de víveres.

Pero, aunque tiene la oportunidad de vender el buque en Cádiz, en su lugar pone rumbo a Sevilla, hundiéndose este durante la singladura por falta de tripulación experimentada; sin embargo, Béthencourt logra rescatar y vender parte del material que se encontraba a bordo.

[30]​[31]​ Como consecuencia de la traición de Berneval, los majos, que ya no podían confiar en sus supuestos protectores, se levantan en armas contra éstos, causando varios muertos y heridos entre los colonos.

Asimismo, el Rey le concede una ayuda de veinte mil maravedís supuestamente destinada al socorro de la colonia isleña, pero Béthencourt se la entrega a un administrador que huye a Francia con el dinero y otros bienes, posiblemente en confabulación con la arruinada esposa del barón normando.

[43]​ Regresado Béthencourt, ambos tuvieron una discusión en la que La Salle reprochó al primero su nombramiento oficial como señor del archipiélago y le exigía, en justicia, la cesión de derechos sobre tres de las islas, pretensión a la que el normando responde con evasivas.

Sin embargo, las disensiones entre los dos socios fueron en aumento, llegando al cruce de amenazas entre ambos.

[58]​ Durante estas conferencias, uno de los hombres de Béthencourt decide desembarcar por su cuenta con cuarenta y cuatro más, haciendo retroceder a los canarios tierra adentro, pero éstos, reagrupándose, rechazan el ataque logrando eliminar a la mitad de los asaltantes, entre los que se encontraba el lugarteniente del barón, Jean Le Courtois,[59]​ afirmando otras fuentes que el propio rey canario también resultó muerto en la escaramuza.

[60]​ Derrotado, Béthencourt pone rumbo hacia La Palma para reagrupar su flotilla.

[61]​ Reunidas las tres barcazas en aguas de La Palma —Benahoare en la lengua nativa—,[22]​ Béthencourt desembarca en la isla y combate contra los benahoaritas durante seis semanas causando un centenar de bajas entre los nativos frente a unas pocas propias.

Béthencourt decide entonces deportar como esclavos a toda la población bimbache a excepción del rey y de unas pocas decenas de habitantes, y reemplazarlos por colonos normandos, pues consideraba que éstos no iban a ser bien recibidos en Lanzarote y Fuerteventura, al haberse repartido ya las tierras disponibles en estas islas.

Mientras tanto, Béthencourt se dedica en este año a viajar por Aragón y, posiblemente, por Castilla para cobrar las rentas procedentes de las indulgencias papales.

Gadifer de La Salle , rumbo a Canarias (ilustración del texto G de Le Canarien , atribuido al propio La Salle).
El rey Enrique III de Castilla apoyó la iniciativa de Béthencourt para conquistar las islas Canarias , aceptándolo como vasallo.
Jean IV de Béthencourt y Gadifer de La Salle en Fuerteventura ante los castillos de Richeroque y Baltarhais .
El antipapa Benedicto XIII promulgó indulgencias para todos los que ayudaran a Béthencourt, con medios humanos o económicos, a conquistar y evangelizar las islas Canarias .