El condado de Niebla fue el primer condado hereditario que se otorgó a un noble ajeno a la familia real[3] y es el título usado tradicionalmente por los herederos de la casa de Medina Sidonia.
El condado tomó su nombre de la villa andaluza de Niebla, que por entonces estaba ubicada en el reino de Sevilla y que actualmente está en la provincia de Huelva; aunque llegó a conformar un reino propio.
Enrique II casó sucesivamente al IV señor de Sanlúcar con Juana Enríquez, hija de Fernando Enríquez, adelantado mayor de Andalucía, y Beatriz de Castilla, sobrina e hija respectivamente del monarca,[1] llevando como dote las tierras que formarían el condado de Niebla, que eran la villa de Niebla (que anteriormente había sido la capital de la diócesis y de la taifa homónima), Trigueros, Beas, Rociana, Villarrasa, Lucena, Bonares, Calañas, Facanías (Valverde del Camino), la alquería de Juan Pérez, Paymogo y El Portechuelo, Peña Alhaje con el Campo de Andévalo[4] y, en un primer momento, Tejada, que posteriormente volvió a ser realenga.
Con la posterior adquisición de Bollullos y de Almonte, estos se incorporaron de facto al condado, al estar unidos territorialmente a él y permitió la unión geográfica del condado con el señorío de Sanlúcar (que incluía Trebujena), al otro lado del Guadalquivir.
La incorporación de Huelva a la casa de Guzmán hizo que Ayamonte perdiera gran parte de su importancia para la casa como enclave portuario, y acabaría dotando con un nuevo mayorazgo a una rama secundaria, la Casa de Ayamonte.