Se encuentra recorrido por una falla inversa y comprende el complejo vulcano sedimentario que contiene las mineralizaciones de sulfuros o piritas.
De diciembre a abril hay un período excedentario con bastantes precipitaciones, pero desproporcionadas en muchas ocasiones.
A partir de abril suelen aparecer las tormentas y aguaceros primaverales, aunque a veces se nos presente un mes de abril sin lluvias teniendo como consecuencia una campaña ganadera catastrófica, desapareciendo las lluvias en el verano.
El más típico es el encinar o dehesa que viene a ocupar las 3/5 partes del término que, como ya se sabe, está formado por un bosque de encina y un sotobosque de jaras, jaguarzos, tomillos y abulagas.
Las aves forman una rica comunidad, encontrándonos especies como la perdiz, la tórtola, la paloma y el zorzal.
Aún podemos ver en nuestros cielos con cierta frecuencia, aves rapaces diurnas (águila culebrera, halcones, milanos etc.) y nocturnas (búhos, lechuzas, mochuelos), así como buitres carroñeros.
Como era normal por aquellos tiempos, los templarios se dedicaban a la conquista de territorios, obteniendo gran poder en toda España, hasta que el rey Felipe IV, el Hermoso, decidió acabar con su prevalencia y, una vez derrotados, los llevó ante el Tribunal de la Inquisición.
En consecuencia, el término Paymogo designaría un pueblo o aldea que se encuentra en la frontera.
La primitiva población estuvo situada, según recoge la tradición, en un lugar cercano conocido con el nombre de Paymoguillo.
Este aumento de población se relaciona al parecer con el desarrollo económico.
A mediados del siglo XVIII, la miel y la cera constituían una importante fuente de riqueza en el lugar.
Paymogo ha sido a lo largo del tiempo escenario de batallas fronterizas, ya que continuamente se veía afectado por las disputas territoriales con los vecinos portugueses.
Durante el siglo XIX comenzaron los primeros impulsos económicos del pueblo, con la explotación de las minas de pirita situadas en Romanera y Huerta Falsa del término municipal, aunque esta explotación duró poco tiempo por falta de capital, obligando a la comunidad a buscar nuevos horizontes comerciales para encauzar su economía.
[5] Aunque con escasa tradición turística, el municipio de Paymogo ofrece un espacio natural incomparable para el descanso y la práctica del deporte.
El producto agrícola se basa en el cultivo de trigo, avena, cebada para el ganado y mucha bellota.
La ganadería en Paymogo es la principal actividad, dedicándose la mayoría al ganado lanar y porcino.
Los tipos de colmenas han cambiado; antiguamente eran fijas; actualmente son movilistas (aunque no se mueven durante todo el año del mismo sitio).
Los productos obtenidos de las colmenas son: la miel, la meloja, cera y jalea real.
En las dehesas se cría un hongo típico del lugar, de la especie Amanita ponderosa, conocido entre nosotros y en toda la zona como gurumelo.
Desde los años 1950 aproximadamente, en Paymogo se lleva a cabo una actividad, centrada principalmente en la época veraniega, que consiste en la extracción la resina de la jara.
[6] El edificio se sitúa dentro de los restos semiderruidos del antiguo castillo, construido durante las guerras con Portugal a mediados del siglo XVII,[7] constituyendo el conjunto más emblemático y de mayor aceptación popular en la localidad.
En el año 2000, mediante la intervención de una escuela-taller se recuperó un baluarte del conjunto monumental.
En este siglo ya se había perfeccionado el nuevo arte de fortificar iniciado en el siglo anterior, por el cual, los nuevos enclaves defensivos, atacados y defendidos mediante artillería, rebajaron su perfil para ofrecer menos blanco al enemigo y extendieron su superficie por el territorio para alejar lo más posible la acción atacante del punto que se quería defender.
El fuerte fue trazado durante la cuarta década del siglo XVII, si bien en 1666, cuando fue tomado por las tropas portuguesas, aún no estaba terminado.
Destaca por su fisonomía ahuevada y compacta, resaltada entre las suaves pendientes de la dehesa donde se levanta.
Característica de la arquitectura popular paymoguera son las numerosas fachadas con portadas apoyadas sobre pilastras.
Esta feria gastronómica se creó en 2004, y nace con el carácter transfronterizo, que acerca Paymogo con su vecino municipio portugués de Mértola, que participa presentando varios stands promocionales en este evento.
En la cabeza lleva una toca de tela espesa adornada con un preciado encaje ancho haciendo ondas.
Tras la función religiosa y la procesión de Santa María Magdalena por las calles del pueblo se lleva a cabo un baile en el recinto ferial.
Cada domingo realizan un recorrido distinto hasta completar la totalidad de las calles del pueblo, y en el que cada casa que se abre a su paso ofrece una invitación de dulces y aguardiente.