Llegó a Castilla en 1386 por mandato del rey Carlos VI de Francia para pedir auxilio a Juan II de Castilla, quien se encontraba en Santander, para la guerra contra los musulmanes.
[5] Sirvió como embajador francés en la corte de Enrique III al menos durante los años 1391, 1393, 1396, 1403 y 1405.
[6][1] Durante este tiempo participó en alguna iniciativa contra el duque de Lancaster en Galicia.
Se cree que gracias a su relación con Benedicto XIII su sobrino, Juan de Bethencourt, consiguió las bulas papales que le permitieron conquistar las Canarias; y que la relación de Bracquemont tanto con Enrique III como con su cuñado el almirante Hurtado de Mendoza fueron determinantes para la concesión del señorío canario otorgado a Bethencourt.
[1] Invirtió Bracquemont siete mil libras en la empresa de su sobrino.