A mediados del siglo IX, se creó una nueva marca franca: el Principado de Balaton, también conocido como Baja Panonia.
Su permanencia en esta región no debió de ser muy prolongada, puesto que las acometidas pechenegas del 854 los obligaron a seguir avanzando hacia el occidente.
Sin embargo, durante el siglo XIII se produjo un cambio en la estructura social que empezó a afectar al poder absoluto del monarca.
Cuando afrontó esos gastos elevando los impuestos a los siervos, eso perjudicó los ingresos de la pequeña nobleza, que se rebeló contra el rey en su ausencia.
Seguidamente firmaron la paz en Bratislava y ya parecía que el poder de Esteban V estaba consolidado, cuando sufrió un nuevo gran golpe.
Cuando falleció Carlos Roberto en 1342, dejó un reino sumamente rico, con edificaciones pomposas y un poder sólido, todo resultado de una extensa reforma económica, con rigurosos impuestos aduaneros e internos.
En 1366 y 1367, Luis había dirigido con éxito varias campañas contra el turco (batalla de Nicópolis, 1366), convirtiendo en vasallos a los estados balcánicos.
En ese mismo año, la reina María falleció después de caer del caballo durante una cacería, dejando viudo al rey Segismundo.
Las tropas húngaras estuvieron asistidas en gran parte por contingentes de campesinos al mando del fraile italiano Juan Capistrano, quien predicó en Hungría para llevar a cabo una guerra santa contra los turcos invasores.
Después de haber sido coronado propiamente, Matías Hunyadi comenzó a reformar la cancillería húngara, así como la administración del tesoro nacional, y creó nuevos jurados en todo el reino.
La paz sería firmada finalmente en 1479, mientras en el otro extremo del reino los comandantes de Matías, Pablo Kinizsi y Esteban Báthori, vencían a los turcos en Transilvania en ese mismo año.
[154] Durante su reinado las decisiones importantes fueron tomadas por el canciller húngaro Tomás Bakócz y luego por Jorge Szatmári, ambos posteriormente con destacados cargos eclesiásticos.
Esto proporcionó a los húngaros el ímpetu suficiente para continuar resistiendo la ocupación otomana, lo que hicieron durante otros setenta años.
En la Hungría Real el catolicismo se mantuvo con gran fortaleza y, si bien los predicadores protestantes eran comunes, la influencia del rey Habsburgo no permitía su predominancia.
Sin embargo, rara vez los turcos se entrometieron en las disputas religiosas entre las dos facciones, conformándose con que los cristianos pagasen el tributo al sultán.
La Hungría Real, bajo influencia germánica, continuó en gran parte católica, y pronto la nueva orden religiosa de los jesuitas se introdujo en los territorios húngaros trayendo consigo la Contrarreforma.
Así, en Hungría muchos volvieron a la confesión católica, que cada vez tomaba más fuerza, bajo una nueva atmósfera de renovación y cambio interno.
Esta acción fue bien vista en un principio por los nobles húngaros transilvanos, quienes ya habían pedido asistencia al emperador para librarse de Miguel.
Tras recibir la aprobación del sultán turco, Bethlen partió vía Viena con el ejército transilvano, con soldados hajdú y székely para unirse a la Unión Protestante.
Pero el sultán sumido en cólera envió los ejércitos otomanos sobre Transilvania para ocuparla, tras lo cual Kemény huyó a Viena buscando la protección de Leopoldo I.
Miguel Apafi I nuevo monarca transilvano estaba totalmente sometido a la voluntad otomana y así, en 1663, avanzó junto con el gran visir Ahmed Köprülü hacia Viena para atacarla.
En 1690 fallece el príncipe transilvano, y su hijo Miguel Apafi II, de 14 años, sube al trono, habiendo sido elegido su sucesor ya en 1681.
Después de varios enfrentamientos, María Teresa firmó la paz en 1742 con Federico II y renuncia a Silesia, siendo reconocida en su cargo como reina.
Sus contemporáneos admiraban a José II de Habsburgo por su gran cultura y habilidad para gobernar, muchos historiadores actuales inclusive lo consideran un genio.
En 1787 estalló la Guerra Ruso-Turca y en 1788 José II intervino retomando la ciudad serbia de Šabac, pero luego se vio obligado a huir cuando intentaba asegurar su control en Lugos.
Si bien una fuerte censura castigó el periódico, Kossuth se las ingenió durante los próximos años para comunicar los problemas de la situación social, política y económica que azotaban al reino húngaro en ese momento.
Formó una máquina política enmendando la ley electoral, proporcionando empleos a sus partidarios en la burocracia ampliada y convocando elecciones manipuladas en áreas rurales.
Sin embargo a finales de los 1970as, la crisis económica interna agravó más aún la situación, liberándose definitivamente del yugo totalitario soviético en 1989.
Los personajes invitados al evento fueron Otón de Habsburgo-Lorena y un ministro húngaro, Imre Pozsgay, quienes estrecharon sus manos, violando las fronteras impuestas por los soviéticos.
Si bien esta resolución alegró a muchos ciudadanos húngaros, una gran parte permanece aún disconforme, puesto que dicho primer ministro es de un corte similar al anteriormente destituido.