Nacido en 1879 en el seno de una aristocrática familia transilvana,[4] Teleki se convirtió en un destacado geógrafo y orientalista.
[4] Su carrera política cobró peso en la posguerra de la Primera Guerra Mundial, ligada al régimen conservador del regente Miklós Horthy.
[10] Poco después de la boda, la pareja se instaló en Pest, donde la familia materna poseía una residencia.
[12] La familia solía residir en Budapest en invierno y se trasladaba en verano a Pribilești, en Transilvania.
[12] En la biblioteca del palacete familiar el joven Teleki adquirió un intenso amor por los libros —llegó a tener una notable colección— que conservó toda la vida.
[13] Ya en la adolescencia, dominaba diversos idiomas (francés, alemán, inglés y algo de rumano, griego e italiano).
[14] Enclenque y enfermizo,[13] Teleki mejoró de salud con la edad, pero sufrió periódicas depresiones e ingresos en hospitales.
[22] Tras resultar nuevamente elegido, esta vez con una mayoría ajustada frente a Alexandru Vaida-Voevod del Partido Nacional Rumano, permaneció pasivamente en el Parlamento hasta 1910.
[23] Se concentró en la geografía y las ciencias dejando de lado cada vez más la actividad política.
[31] Decidió regresar a la política a consecuencia de la entrada de Rumanía en el conflicto en agosto de 1916, que lo inquietó; fue elegido sin oposición y volvió al Parlamento —del que había estado ausente seis años—, en el que destacó como experto en materias sociales, salud e «higiene racial», esto último gracias a su anterior interés por el darwinismo social.
[42][44][43] El núcleo contrarrevolucionario centrado en Viena al que se unió Teleki contenía miembros de aristocráticas familias magiares,[45][46] conservadores opuestos a la experimentación social y a la democracia, que habían regido[47] Hungría durante generaciones.
[50] Teleki y Bethlen habían esperado que su actividad anticomunista conllevase un mejor trato para Hungría en la conferencia de paz.
[68] El que el sesenta por ciento del Gobierno revolucionario hubiese sido judío bastaba a Teleki para generalizar y decidir que se los había de expulsar de la actividad económica y cultural del país (que controlaban en gran medida con el consentimiento del poder político en manos de la aristocracia) y sustituirlos por una clase media[66] cristiana.
[77] Bethlen recomendó a Teleki como nuevo primer ministro tras intentar infructuosamente formar Gobierno él mismo.
[86] Teleki consiguió apaciguar la presión del Partido de los Pequeños Propietarios con una reforma agraria poco ambiciosa.
[100] La crisis, sin embargo, se desató en la primavera, con el retorno inesperado del exmonarca a Hungría.
[132] Se opuso a utilizar la fuerza y abogó por tratar de lograr el favor británico para las aspiraciones territoriales húngaras en Checoslovaquia.
[136] Una vez firmado el arbitraje, encabezó la delegación húngara encargada del trazado de fronteras con Checoslovaquia.
[155][151][156][151][152] Teleki, que deseaba con vehemencia[157] recuperar el territorio —con una mayoría no[151] magiar pero importantes materias primas—, se había mostrado dispuesto a ocuparlo[151] por la fuerza.
[155][152] Hitler declaró estar dispuesto a reconocer al nuevo Gobierno ruteno si Hungría decidía no actuar en el plazo propuesto.
[158][159] Dado que el mensaje del embajador no se publicó, la acción húngara parecía haber tenido lugar sin la aquiescencia de Berlín.
[153][160] Pocos días después, los húngaros atacaron Eslovaquia para apropiarse de ciertas zonas orientales, que se les cedieron en abril en negociaciones entre Budapest y Bratislava.
[158] La nueva frontera común magiaro-polaca no reforzó, sin embargo, la posición de Budapest frente a Berlín.
[186] También el futuro primer ministro Sztójay, entonces embajador en Alemania,[187] apoyaba claramente las posiciones de los militares.
[245] Teleki había aceptado la adhesión del pacto, que alejaba al país de la neutralidad y lo acercaba al Eje,[233] confiando en que no comprometería a Hungría en la guerra, favorecería los objetivos revisionistas en Transilvania y sería bien vista por la oposición de derecha.
La actitud británica deprimió mucho a Teleki, que se veía cada vez más sin margen de maniobra ante la presión alemana.
[265] El regente húngaro, almirante Horthy, que se había resistido a las peticiones de Alemania hasta entonces pero deseaba obtener nuevas concesiones territoriales, cedió[262] y permitió el comienzo de las conversaciones[268] entre los mandos militares húngaros y alemanes.
[261][270][187] Teleki se reunió con su gabinete esa misma noche, manifestando su desilusión con el regente que le había «asegurado treinta y cuatro veces que no iría a la guerra para defender intereses extranjeros, para cambiar ahora de opinión».
[286][287] Su gesto, sin embargo, no cambió la decisión del Gobierno de participar en la campaña yugoslava.
[267][278] El 6 de abril,[288][278] Alemania lanzaba la Operación Castigo, bombardeando Belgrado y dando comienzo a la invasión del país.