[42] La incapacidad del sistema parlamentario para resolver los problemas entre nacionalidades hizo que el rey Alejandro abrogase la Constitución en 1929 y asumiese poderes dictatoriales.
[70] La mayoría de las unidades alemanas, al mando del general Maximilian von Weichs, penetraron desde Bulgaria, mientras que las italianas, con tropas auxiliares yugoslavas, acometieron desde el protectorado albanés.
[73] Bulgaria, que no había participad en la agresión inicial,[70], despachó tropas dos días después para ocupar la banovina del Vardar casi sin combatir.
El Estado Independiente de Croacia creó pronto un sistema represivo basado principalmente en la milicia ustacha —complementada con unidades irregulares— y organizó un ejército regular, la Guardia Nacional Croata (Hrvatsko domobranstvo, o Domobran).
[135] El Gobierno británico se hizo grandes esperanzas con los chetniks de Mihailović, sin apreciar que este pretendía sobre todo aumentar su fuerza y no desencadenar una insurrección.
[116] Representantes partisanos y chetniks se reunieron en octubre para negociar una alianza; los dos grupos llevaron a cabo varias operaciones conjuntas durante un breve tiempo, antes de la ruptura final entre ambos.
[154] Jevđević y Grdjić contactaron con el antiguo jefe chetnik Ilija Trifunović-Birčanin, que se hallaba refugiado en Split desde la invasión del Eje, para obtener su colaboración en la organización de los grupos armados.
El país seguía sufriendo cruentos enfrentamientos étnicos en las que grupos de chetniks serbios respondían con ataques a la población musulmana y católica al terror ustacha.
Finalmente los partisanos evacuaron Užice al día siguiente; diez mil hombres y mujeres abandonaron la Serbia central camino del Sanjacado de Novi Pazar montenegrino.
[196] La violencia de la ocupación creció según se sucedieron las ofensivas contra la resistencia: los partisanos apresados por los alemanes llegaron a ser aplastados vivos con tanques.
[237] Mihailović, tenía previsto acometer una gran ofensiva contra los partisanos en enero, cuyas operaciones en Bosnia oriental iban a quedar en manos de Zaharije Ostojić.
[235] Los partisanos habían sufrido copiosas pérdidas y se encaminaban hacia el Neretva, que debían cruzar para escapar de la persecución del enemigo.
Mal organizados, debilitados por la negativa italiana a darles más armamento, los chetniks finalmente cedieron; los partisanos abrieron brecha en las filas enemigas y cruzaron el río por dos lugares.
[231] Las acciones alemanas en Bosnia y Herzegovina no lograron eliminar a los chetniks de la zona, en parte por la colaboración italiana para evitarlo, lo que originó tensión entre ambos aliados.
[252] Los comunistas asesinaron a Natlačen en octubre y desencadenaron con ello una represión implacable por parte del gobernador Grazioli, que incluso puso en riesgo la colaboración eslovena con los italianos.
Comprendieron que las campañas terroristas contra sus rivales, reales o supuestos, les habían privado de apoyo y decidieron por ende mejorar sus relaciones con los círculos católicos.
Asimismo, los soviéticos limitaron el apoyo que hasta entonces habían dado al Gobierno yugoslavo exiliado, para defender a partir de entonces sus propios intereses.
Las tensiones entre ministros serbios y croatas minaba el gabinete de Slobodan Jovanović, que tuvo gran dificultad para consensuar una declaración sobre los objetivos bélicos.
[304] Los alemanes aumentaron sus efectivos en Yugoslavia por si debían desarmar a las catorce divisiones italianas destinadas en el país, que contaban con unos trescientos ocho mil soldados.
Los soldados que trataron de unirse a los partisanos no fueron siempre bien recibidos: muchos fueron vistos con desconfianza y algunos encarcelados, maltratados o incluso asesinados.
[305] El Ejército croata se reorganizó para dotarse de unidades con mayor movilidad, controladas por alemanes, mientras que las milicias ustachas crecieron hasta alcanzar los cuarenta y cinco mil hombres, fundamentalmente jóvenes reclutas fanáticos.
En consecuencia, Neubacher y Von Weichs entablaron negociaciones con los grupos chetniks del territorio, que se avinieron a entenderse con el Gobierno colaboracionista.
Sin embargo, no dejó clara la situación de los bosníacos, a los que, en todo caso, se les reconoció como comunidad religiosa y cultural separada.
Los dos hombres fueron lanzados en territorio partisano el 20 de enero; llevaban una carta del primer ministro británico para Tito; Churchill había enviado duplicados a Stalin y Roosevelt.
Los tres principales aliados contaban por tanto con representantes ante Tito, si bien la situación soviética había imposibilitado hasta entonces que la URSS aportase ayuda material a los partisanos.
Velebit se reunió con Eisenhower; Djilas dos veces con Stalin quien, descontento por el acercamiento de los partisanos a los británicos y estadounidenses, le puso en guardia contra ellos.
Ello no impidió que Đurišić se proclamase fiel a Mihailović[357], cuyas relaciones con los Aliados debían permitirle cambiar de bando cuando conviniese.
[357] Eslovenia, sometida a la administración militar del general SS Erwin Rösener, era una región de importancia estratégica porque podía ser el lugar donde desembarcasen los Aliados.
[408][409][394] Churchill siguió apoyando a Tito, pero cada vez con menor entusiasmo; trató de que Pedro II pactase con el dirigente comunista para conservar la monarquía en Yugoslavia, pero no controlaba los acontecimientos del país balcánico.
Dimitrije Ljotić, refugiado en Eslovenia desde octubre del año anterior con cuatro mil voluntarios serbios, trató de formar un frente antipartisano; propuso a los chetniks reunir todas las fuerzas anticomunistas en Istria.