Gonzalo Fernández de la Mora

Su padre era coronel del cuerpo jurídico militar y gentilhombre de Alfonso XIII.[n.

1]​ Su madre, gallega, pertenecía a una familia de honda raigambre monárquica y católica.

A los 20 años había publicado ya su primer libro: Paradoja, que fue elogiado por Azorín.

Fernández de la Mora —aunque no perteneció al Opus Dei— se alineó con este sector, junto a figuras como Rafael Calvo Serer, Florentino Pérez Embid, Vicente Marrero, Vicente Rodríguez Casado y Antonio Millán Puelles.

Al día siguiente del fallecimiento de Franco publicó un artículo muy elogioso sobre su figura:[12]​

Ese mismo año fue nombrado Consejero Nacional del Movimiento y procurador en las Cortes franquistas.

Ante el futuro político español, rechazaba cualquier planteamiento rupturista para optar por lo que llamaba «la continuidad perfectiva del Régimen».

En 1979 fundó, junto a Federico Silva Muñoz, el partido Derecha Democrática Española, muy escorado hacia la ultraderecha, saldado con un rotundo fracaso.

La revista, que continúa siendo publicada con periodicidad bimestral, ha sobrepasado ya el número 230, contando entre sus colaboradores a Ángel Maestro, Dalmacio Negro Pavón, Juan Velarde Fuertes, Antonio Millán Puelles, José Luis Comellas, Luis Suárez Fernández, Ricardo de la Cierva, Armando Marchante, Francisco Puy, Esteban Pujals, Pedro Carlos González Cuevas, Jesús Neira, José Javier Esparza, etc.

Donó los terrenos donde actualmente se encuentra el Ayuntamiento de Poyo (Pontevedra, Galicia).

[17]​ Juan Pablo Fusi afirma que los «inmovilistas» (que se oponían a los «aperturistas» en el intento de éstos por reformar el franquismo dentro del propio franquismo en sus últimos años) encontraron «su filósofo en Gonzalo Fernández de la Mora».

[19]​ Siempre se mostró contrario a la democracia liberal y en su lugar defendió la llamada «democracia orgánica», «que es más auténtica y que, entre nosotros, ha sido más eficaz» (en referencia al régimen franquista).