Antonio Millán-Puelles

Sin embargo, la abandonó tras el primer año de estudios.

La Academia Internacional de Filosofía, con sede en Liechtenstein, le distinguió con su premio Aletheia.

También obtuvo la Orden civil de Alfonso X El Sabio.

Toda su obra está marcada por su pensamiento abierta y claramente cristiano.

Por ejemplo, comparando otras épocas de la historia con la actual afirma, «Yo creo que no se puede hablar de un retroceso general moral del ser humano» .

Es igualmente clara en sus escritos, la continua presencia de Kant, sin que pueda decirse que haya sido un kantiano, en el sentido de que hubiera adoptado el método o el pensamiento del filósofo alemán.

No es casualidad la confrontación que realiza en su tesis doctoral entre Husserl y Hartmann, y el modo en que destaca la apertura de este último hacia una ontología.

Por ejemplo, escribe: «En su raíz, la suspicacia ante la técnica es una falta de fe en la libertad».

Su pensamiento, en esa época, obedecía a lineamientos de conformidad con la ideología imperante.

En sus últimos años mostró un gran interés por la filosofía analítica, descubriendo las afinidades metodológicas y, en parte, conceptuales que hay entre la escolástica y muchos desarrollos de esa filosofía (que han restablecido la validez de la investigación ontológica, alejándose del neopositivismo inicial).