Este texto no es un reflejo de los intereses del autor.
Apenas dedica espacio a la lógica (4 voces de 56), como hace en Fundamentos o en La lógica de los conceptos metafísicos, o a la antropología filosófica (también sólo 4 voces).
Un resumen “programático” del libro se encuentra al inicio del prólogo: “Éste Léxico se denomina filosófico porque tiene la pretensión de que sus lectores filosofen al hacer uso de él.
Su intención no es histórica ni pura y simplemente informativa.
Por supuesto, también los datos históricos de mayor interés son recogidos aquí, pero no solamente para hacerlos constar, sino para valorarlos o enjuiciarlos en sus dimensiones doctrinales.