Francisco Rodríguez del Toro

[2]​[3]​[4]​[5]​[6]​ Desde 1808 figura activamente en la causa patriota, sufriendo arrestos y confinamientos en varias ocasiones.

Ello hubiera cercado al contingente patriota entre las fuerzas realistas al interior de la ciudad de Coro, con las que estaba combatiendo, y tropas realistas en su retaguardia.

Haciéndose evidente que el objetivo de tomar dicha ciudad no resultaba ya factible bajo las nuevas condiciones, el marqués inició un retorno ordenado de sus fuerzas hacia Caracas.

Entre las batallas libradas en esa campaña se encontraron las de Aguanegra, Pedregal, Aribanaches, Sabaneta, Guedequis y Coro.

En tal sentido tuvo un papel muy activo en la toma de Valencia, obtenida a un altísimo costo en vidas que debilitó seriamente al ejército republicano.

En palabras de Juan Uslar Pietri: "Miranda estableció su cartel en Maracay y se dispuso a organizar la defensa, pues atacar era casi imposible con un material humano prácticamente derrotado.

A su vez el Marqués del Toro fue nombrado para que reclutase en Los Llanos, pertrechos, hombres y caballos para la deseperada defensa.

Al referirse a la primera campaña de las armas republicanas José Gil Fortoul señala:"El marqués general bisoño pero altivo, hidalgo y patriota revolucionario desde 1808, hizo gala en toda ella de gallarda valentía personal".En igual sentido se expresa Caracciolo Parra Pérez al afirmar:"El mando republicano estaba en manos de un hombre cuya bravura personal estaba fuera de toda duda pero absolutamente desprovisto de pericia militar".Sin embargo esta visión no es aceptada por otros historiadores venezolanos como Lino Iribarren Celis, Julio Febres Cordero y Aníbal Laydera Villalobos quienes presentan al marqués del Toro como un general hábil y conocedor de su oficio.

[11]​[12]​[8]​[13]​[14]​ Firmada la capitulación de San Mateo (1812), se refugió con su hermano el general de división Fernando Rodríguez del Toro en Puerto España, Trinidad, colonia inglesa para la época.

[19]​ En 1842 fue designado por el gobierno del general José Antonio Páez para encabezar la comisión que habría de acompañar la repatriación de los restos del Libertador desde Santa Marta.

En esa ocasión se hospedará repetidas veces en la Quinta Anauco, propiedad del marqués.

Curiosamente, y a pesar de que nunca más se firmó con su antiguo título, los próceres de la Independencia así como sus contemporáneos, siempre lo llamaron y se refirieron a él como el marqués del Toro.

Allí se expresaba lo siguiente: "Por eso hemos visto que todo un país republicano, en donde tanto repugna cuanto tiene relación a distinciones de nobleza, ha consentido sin esfuerzo en conservar de hecho un sólo título: el Marqués del Toro".

De igual manera cabe citar a sus sobrinos, los generales Diego Ibarra y Andrés Ibarra y al Coronel Bernardo Herrera, los tres edecanes del Libertador, así como al hermano de este último, el general Esteban Herrera Toro, también prócer de la Independencia.

Un busto suyo, en cuyo pedestal se lee la inscripción "Homenaje de las Fuerzas Armadas a su primer General en campaña", engalana los jardines de la Quinta Anauco, actualmente museo abierto al público.