Se realizaron en simultáneo con las elecciones legislativas de medio término a nivel nacional.
Dos municipios, Allen y General Roca, celebraron a su vez elecciones de convencionales para redactar nuevas cartas orgánicas (constituciones locales).
Sin embargo, a diferencia de los anteriores comicios, en esta oportunidad hubo una tercera formación coherente.
En Río Negro, el candidato radical Osvaldo Álvarez Guerrero derrotó al peronista Mario Franco, gobernador previo a la dictadura.
El Partido Provincial Rionegrino, que se había convertido en una de las principales fuerzas políticas de la provincia en 1973, se vio reducido a una fuerza sumamente minoritaria, mientras que las competencias pasaron a ser en general bipartidistas.
En 1985 tuvieron lugar elecciones legislativas de medio término, mientras que en Río Negro numerosos municipios renovaron sus autoridades y algunas de las principales ciudades convocaron a comicios constituyentes para redactar nuevas cartas orgánicas (constituciones locales).
La UCR oficialista triunfó por aplastante margen en estos comicios con el 53,11% de los votos, superando al PJ (28,11%) por veinticinco puntos porcentuales.
[1] La competencia interna estuvo al principio limitada a una puja entre el ministro de Educación y Justicia Julio Rajneri, un dirigente histórico que había ejercido como convencional constituyente en 1957 y que además era director del importante Diario Río Negro, principal medio de comunicación de la Patagonia argentina, y el diputado nacional Horacio Massaccesi, un dirigente joven que ocupaba un cargo ministerial en la gobernación.
Un tercer candidato fue Julio Dehais, que ya había presentado y luego retirado su precandidatura en 1983.
De cara a los comicios, el justicialismo rionegrino decidió aplicar la estrategia frentista que el peronismo renovador de otros distritos estaba empleando para competir en los comicios provinciales, configurando una coalición electoral denominada «Frente par la Victoria» con el Partido Intransigente, encabezado por Julio Rodolfo Salto, que después de las elecciones de medio término poseía un caudal electoral importante; y el Partido Demócrata Cristiano, liderado por Edgardo Bagli, que se había ubicado en tercer lugar en las anteriores elecciones gubernativas.
[1] Cabe destacar que los tres primeros candidatos a diputado nacional (Álvarez Guerrero, Soria y Requeijo) de los tres principales partidos contendientes (la UCR, el PJ y el PPR) ejercieron alguna vez la gobernación de Río Negro.
Massaccesi se presentó durante algunas horas en varios pueblos, en los cuales habló directamente con ciudadanos locales.
[8] Además de «Soñar y Hacer», otro eslogan destacado fue «Horacio gobernador», que reutilizaba el eslogan «Horacio diputado» empleado en 1985, y que convirtió a Massaccesi en el primer político argentino conocido en emplear su nombre de pila para hacer campaña.
Sin embargo, careció de un proyecto definido y evitó dar demasiados detalles al respecto.
Varios de los candidatos del partido no ejercían actividad política previa y se identificaban a sí mismos como ciudadanos independientes, lo que a la postre dificultaría la capacidad del partido para consolidarse como una fuerza coherente después de su crecimiento.
Este giro confrontativo para con el llamado «poder central» pudo deberse tanto a cuestiones ideológicas como a un intento forzar la provincialización de la contienda electoral, y así evitar que el justicialismo y el radicalismo lograran un efecto arrastre por parte de sus conducciones nacionales que impidiera su crecimiento como tercera fuerza.
[1][8] A nivel nacional, los comicios implicaron un devastador retroceso político para la Unión Cívica Radical, que resultó derrotada en diecisiete distritos contra el justicialismo y en otros tres por partidos provinciales.
La sumatoria del Partido Demócrata Cristiano y el Partido Intransigente en 1983 hubiera dado al PJ un 41,01% de las preferencias, lo que dejó al Frente para la Victoria sufriendo una pérdida de 463 votos absolutos y hasta 5,87 puntos porcentuales.
[11] A nivel departamental, la UCR demostró retener su hegemonía en cuanto a la distribución territorial, imponiéndose en los departamentos Bariloche, Conesa, General Roca, Nueve de Julio, Pichi Mahuida, San Antonio, Valcheta y Veinticinco de Mayo.
Las pérdidas sufridas por el radicalismo, que logró conservar la gobernación y varias intendencias municipales por escaso margen gracias al contrapeso mutuo entre el PJ y el PPR se plasmó mayormente en la composición de la legislatura provincial, elegida mediante un sistema plurinominal en circunscripciones con pocos diputados.