La revuelta alcanzó algunos éxitos considerables, pero finalmente Ibrahim fue capturado y murió (quizás asesinado) en prisión en 747.Continuó la lucha su hermano Abdalah, conocido como Abu ul-'Abbás as-Saffah quien, después de una victoria decisiva en el río Gran Zab (un afluente del río Tigris que discurre por Turquía e Irak) en 750, aplastó a los omeyas y fue proclamado califa.Hasta ese año hubo 37 califas abasíes, cuando el imperio fue conquistado por Hulagu, nieto de Gengis Jan.[8] Hasta mediados del siglo VIII los abasíes habían dado poco de qué hablar.Eran descendientes de Abbás, un tío del profeta Mahoma que no se había distinguido especialmente en los tiempos heroicos.Entretanto capturan a Ibrahim ben Muhámmad ben ‘Ali y le matan , y cuando los rebeldes entran en Kufa, su sucesor, Al-Saffah (750-754), también conocido como Abu al-‘Abbás Abdulah ibn Muhámmad as-Saffah o Abul-‘Abbás al-Saffah, fue proclamado califa.Para contrarrestar esta pérdida de apoyos, Al-Saffah hizo todo lo posible por atraerse a los jefes militares que habían formado la espina dorsal del antiguo ejército omeya.Pero aun así el nuevo califa no pudo permitirse el ser agradecido y ejecutó a Abu Muslim valiéndose de engaños.A Al-Mansur le sucede su hijo Al-Mahdi (775-785), este supo mantener y aumentar el rico califato que heredó de su padre.Se cuidó mucho de llamar a la yihad para extender el islam en Anatolia, aunque no avanzó demasiado.El emperador bizantino Nicéforo I rehusó pagar el tributo y tuvo que ser obligado a la fuerza.En Jorasán se sublevaron los jariyíes y el propio califa acudió para sofocar la revuelta, pero murió antes de llegar.Con todo, el aspecto más importante que marcó el califato de Harún al-Rasid fue la cuestión sucesoria.Tras deshacerse de los elementos persas que hasta entonces conformaban su círculo político decidió regresar a Bagdad.No gustó en Bagdad esta decisión y el pueblo se sublevó, proponiendo como candidato a Ibrahim, hijo de Al-Mahdi.Por ello se hizo construir una nueva capital, Samarra, a 100 km de Bagdad, pero al contrario que ésta, no tuvo éxito.Durante el periodo anterior los califas habían sido capaces de ejercer un control absoluto sobre esos soldados, pero a medida que pasaba el tiempo, este poder iba disminuyendo.Durante los nueve años posteriores a este asesinato (861-870), el califato abasí quedó sumido en el caos más absoluto.Cuatro califas se sucedieron durante este periodo, todos asesinados y en un estado virtual de guerra civil.Con esta visión política, Al-Muwaffaq permitió que gobernara su hermano Al-Mutámid (870-892), aunque al final este califa fue relegado a un mero papel de comparsa.En cuanto el poder pasó a manos de califas peor dotados, todo este imponente edificio se derrumbó con pasmosa facilidad.Minoritaria hasta entonces, el islam comienza a ser la religión predominante entre los pueblos indígenas conquistados por los árabes tres siglos antes.Esta propagación de la fe trajo mayor uniformidad ideológica, pero también se acentuaron las divisiones sectarias.Durante este periodo cinco califas se sucedieron en Bagdad, de los cuales cuatro fueron depuestos por métodos violentos.Aunque el califa Al-Mustárshid fue el primero en formar un ejército capaz de enfrentarse al selyúcida, fue finalmente derrotado en 1135 y asesinado.Los barmakíes se hicieron legendarios en poder e influencia dentro de la administración, hasta que en 803 todo esto llegó a su fin.Sin embargo, en menos de una década el Califato empezó a reducirse al perder el control de Al-Ándalus y pocas décadas después, sufrió nuevas pérdidas al surgir los emiratos idrisí, rustumí y aglabí.[18][19] Otra estimación importante fue hecha por el británico Colin McEvedy, quien calculó que la población del califato creció de 21 a 26 millones entre los años 700 y 1000, descendiendo luego a 22 millones para el año 1300 por la destrucción causada por las invasiones mongolas al Este y las beduinas en el Magreb.[21] Respecto a las ciudades, el economista Ronald Findlay creía que en su época dorada las capitales duales de Bagdad y Samarra pudieron alcanzar el millón de habitantes, aunque probablemente fueran "apenas" medio millón, lo mismo que Fustat-Cairo o Córdoba.[24] Por último, hacia el año 1200, poco antes de las invasiones mongolas, Bagdad apenas tendría 100 000 habitantes, ligeramente superando a Damasco y Nishapur.
Bandera usada por el Califato Abasi.
Mapa del imperio abasí hacia 820.
Los califas abasíes del siglo
IX
(en verde).
Mapa de la desintegración del Imperio abasí hacia el año 945.
Árbol genealógico de la familia abasí. En verde, los califas abasíes de Bagdad. En amarillo, los califas abasíes de El Cairo. Se incluye el parentesco de los abasíes con el profeta Mahoma, señalado en mayúsculas (Pulsad para agrandar).