Cuarta Fitna

Un tercer hijo del califa, al-Qasim, había sido designado tercero en la línea de sucesión.

En respuesta, al-Mamun buscó el apoyo de los notables del Jorasán, y tomó medidas para afianzar su autonomía.

Esto creó un vacío de poder, favorecido en las provincias por la guerra civil, que pronto ocuparon diversos señores en la Yazira, el Levante y Egipto.

Algunas rebeliones regionales, sin embargo, sobre todo la de los jurramitas, se prolongaron por mucho más tiempo, hasta le década siguiente.

[2]​ Los orígenes de la guerra civil se remontan a las disposiciones testamentarias del califa Harun al-Rashid (que reinó entre el 786 y el 809), aunque la política interna del Califato abasí también influyó en su desencadenamiento.

[3]​[4]​[5]​ Aunque los orígenes de al-Ma'mun no eran tan prestigiosos como los del árabe puro al-Amin, sus vínculos con el Jorasán y las provincias orientales dominadas por los iraníes fueron un factor importante para nombrarlo heredero.

[7]​[8]​ El Jorasán se mantuvo como provincia privilegiada del califato,[9]​ y Harun al-Rashid en especial se esmeró en cuidar sus lazos con los iraníes, entre otras maneras mediante la promoción de la familia jorasaní de los barmáquidas, a la que entregó importantes puestos.

[3]​ En el 802, Harun y los principales funcionarios del Gobierno abasí peregrinaron a La Meca, donde dirimieron la sucesión del califa: al-Amin sucedería a su padre en Bagdad, mientras que al-Ma'mun quedaría como heredero de al-Amin y reinaría además casi como soberano independiente en un Jorasán ampliado.

Aunque puede que la decisión del soberano se debiese en parte a que la familia había acaparado demasiado poder, el momento elegido para despojarla de este parece indicar que estuvo motivada también por lo decidido sobre la sucesión real: como al-Amin se había acercado a la abnaʾ y al-Ma'mun mantenía sus vínculos con los barmáquidas, y las relaciones entre ambos grupos eran cada vez más tensas, el advenimiento del primero requería la ruina de los barmáquidas.

[16]​[17]​ Los gravosos impuestos que aprobó avivaron el descontento, que se plasmó primero en levantamientos jariyíes y luego en el alzamiento contra Bagdad del gobernador de Samarcanda, Rafi ibn al-Laíz.

[1]​[20]​[21]​ La abnaʾ, acaudillada por Ali ibn Isa, a quien Harun había encarcelado pero que había sido liberado y nombrado jefe de la guardia califal, y otros funcionarios influyentes, entre los que descollaba al-Fadl ibn al-Rabi, exigieron que el Gobierno central recuperase el control del Jorasán y de sus impuestos, incluso a costa de infringir lo acordado en La Meca.

[1]​[20]​[21]​ La diferencias entre los dos bandos quedaron patentes en el 810, cuando al-Amin incluyó a su hijo Musa en la sucesión.

Este contaba únicamente con el pequeño ejército de unos cuatro o cinco mil soldados que mandaba Táhir ibn Husayn.

[32]​ En marzo del 812, Husayn ibn Ali acaudilló una efímera rebelión contra al-Amin en Bagdad y proclamó califa a al-Ma'mun; poco después, miembros de la abnaʾ sofocaron la revuelta y devolvieron el trono a al-Amin.

[31]​ Más o menos por la misma época, al-Ma'mun se proclamó califa y Fadl ibn Sahl obtuvo el inusitado título de Dhu 'l-Ri'asatayn («doble gobernador»), jefe de las administraciones civil y militar.

Tahir fue pronto transferido a un puesto baladí en Raqqa, pero su acto empañó el prestigio de la dinastía.

Como consecuencia de esto, Hatim, hijo del ejecutado, se alzó brevemente contra el califa en Armenia.

Así, en Basora, la rebelión contra las autoridades la dirigió Zayd, hijo del imán Musa al-Kadhim, que había sido ajusticiado en el 799 por orden de Harun al-Rashid.

[28]​[34]​[48]​ Otros levantamientos secundarios favorables a los alíes tuvieron lugar en Yemen (encabezados Ibrahim al-Jazzar, otro de los hijos de Musa al-Kadhim) y Tihamah, incluida La Meca, donde Muhammad al-Dibaj, nieto del imán alí Yá'far al-Sádiq, se proclamó califa en noviembre del 815.

Hamdawayh sofocó estas rebeliones, pero, a continuación, trató en vano de independizarse del califato.

En diciembre del 817, sin embargo, Ali al-Rida logró revelar la verdad a al-Ma'mun, le explicó el caos reinante en el imperio, mucho mayor de lo que confesaban los sahlíes y lo convenció para tratar con Bagdad.

[40]​[50]​[51]​ Mientras, en Bagdad, Ibrahim tenía que hacer frente a deserciones, revueltas y conspiraciones; en una de estas participó incluso su medio hermano al-Mansur.

Hasan ibn Sahl aprovechó la situación para avanzar hacia el norte y apoderarse de Mada'in.

[52]​ El 17 de agosto del 819, al-Ma'mun entró en la ciudad, que se entregó sin resistencia; pronto comenzó a tranquilizarse la situación.

[54]​[55]​ Para cuando al-Ma'mun llegó a la capital, las provincias occidentales se habían independizado en la práctica, y diversos jefes locales detentaban el poder.

Egipto había quedado partido en dos: la parte sur la dominaban Ubayd Allah ibn al-Sari y sus seguidores, que se habían hecho con el poder en Fustat; la norte estaba controlada por su rival Ali ibn Abd al-Aziz al-Jarawi y los árabes Qaysi.

Los dos rivales que se disputaban el poder en la provincia no se oponían en principio a acatar la autoridad teórica del nuevo califa, pero deseaban conservar su poder y ya habían rechazado una invasión dirigida por Jalid ibn Yazid al-Shaybani en el 824.

[58]​[59]​ En Yemen había estallado otra revuelta en favor de los alidas en el 822, cuyo cabecilla era Abd al-Rahman ibn Ahmad, al que al-Ma'mun logró persuadir para que abandonase las armas y se sometiese.

[60]​ En otras partes del imperio el proceso de sometimiento fue más arduo o simplemente fracasó.

En Azerbaiyán el general Isa ibn Abi Jalid sojuzgó a las ciudades, pero no pudo aplastar por completo la rebelión jurramita.

Mapa de la expansión islámica y del territorio musulmán en tiempos del Califato omeya y a principios del abasí .
Mapa de Iraq y las regiones limítrofes a comienzos del siglo IX .
El santuario del imán Reza, construido sobre la tumba de Ali ibn Musa al-Rida
El califa al-Ma'mun (izquierda) en el manuscrito Skylitzes Matritensis del siglo XIII , recibiendo a los emisarios bizantinos encabezados por el patriarca Juan el Gramático en el 829, a los que había enviado el emperador Teófilo (derecha).