Luego fue enviado a Egipto, donde terminó con éxito un levantamiento dirigido por Abd Alah ibn al-Sari.
También recuperó Alejandría, que había sido tomada por los andalusíes refugiados siete años antes; después de su expulsión, los refugiados se dirigieron a la Creta bizantina, estableciendo el dominio musulmán allí por primera vez.
También en el este, en 834, Muhámmad ibn al-Qásim, se sublevó en Juzjand, pero las fuerzas de Abdalah finalmente lograron capturarlo.
Maziar, sin embargo, buscaba expandir sus dominios y quería estar libre de la influencia tahirí, por lo que se negó a aceptar esto y exigió ser capaz de pagar su tributo directamente al califa.
Durante el mismo año en 839, un terremoto ocurrido en Ferganá, destruyó gran parte de la ciudad.