[4] Otro posible origen sería la palabra latina capella[5] que significa "cabra" o "cabrilla", porque en lo antiguo se cubrían con pieles de estos animales las ermitas y pequeñas iglesias, y se llamaba capella todo edificio que estaba cubierto con estas pieles.
Las capillas se denominan con los patronímicos del santo patrón o la advocación del culto mariano (en la tradición inglesa Lady chapel)[8] o cristológico en cuyo honor se erigen.
En el Antiguo Régimen, cada casa noble, cada gremio y red clientelar se vinculaba con una de las varias capillas existentes en una iglesia o catedral (muy a menudo realizando en ellas una fundación eclesiástica o cofradía), estableciéndose fuertes rivalidades entre ellas.
Muy a menudo marcan su separación del espacio común de la iglesia con cierres especialmente decorados (rejería).
Sus dimensiones, por definición reducidas (al menos en comparación con el edificio del que dependen), incluyen en cualquier caso el espacio suficiente para alojar a los fieles que acudan a ella.