[3] El decidido impulso a la enseñanza del Santo Rosario y a la predilecta devoción a la Virgen de Nuestra Señora del Rosario, que se les dio en el siglo XVII, explica la complejidad de la gran obra, que tan pronto como fue terminada y calificada como la octava maravilla del mundo.
La planta está dispuesta en forma de cruz latina, con brazos y testero cortos.
En la bóveda se hallan inmersas en el follaje las representaciones de las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
Encontramos sesenta ángeles colocados alrededor de la circunferencia que forma la cúpula y la bóveda principal, cada uno en expresión distinta, algunas son sólo cabezas y/u otras son imágenes de cuerpo completo.
En los laterales de la nave se exhiben seis grandes lienzos del pintor José Rodríguez Carnero, que aluden a los "gozos" de la Virgen: la Asunción, la Visitación y el Nacimiento.
Frente a ellos en el lado izquierdo de la nave: la Adoración, la presentación en el Templo y Jesús entre los doctores, escenas que representan los momentos claves en la vida humana y terrenal de María.
Este lugar es evocador de la interrelación entre la arquitectura religiosa y sus simbolismos: el cuadrado que se forma en el crucero representa la tierra, la base ochavada de la cúpula recrea el renacer después de la muerte, y su perfecta curvatura representa la bóveda celeste, símbolo del paraíso.
En el primer cuerpo se aprecian algunos santos dominicos, y en el segundo doce hermosas columnas salomónicas cubiertas de rosas y azucenas que enmarcan a Santo Domingo.
Incluso, hay una pequeña que representa de forma icónica al astro rey.
Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia.