Su muerte tuvo lugar a la edad de 18 años en 1252.
Inocencio IV inició el proceso de canonización, que se interrumpió con la muerte del papa en 1254.
En 1357 quedó reducida a cenizas la capilla que guardaba sus reliquias, y se quemó la caja que las contenía; el cuerpo sólo cambió de color.
Calixto III reconoció su culto inscribiéndola en el Martirologio Romano.
Se la representa con crucifijo en mano, predicando o en la hoguera.