Batalla de las islas Santa Cruz

El día 15, el Aeródromo Henderson no pudo recibir más suministros, excepto mediante aviones de transporte que volaban desde la lejana base estadounidense en la isla de Espíritu Santo, que transportaron apenas suficiente combustible como para permitir operar a una escuadrilla.

El aprovisionamiento de nuestras posiciones no podrá hacerse pues sino a muy alto costo.

El portaviones USS Lexington había sido hundido en la batalla del mar del Coral y el USS Saratoga estaba en dique seco al haber sido torpedeado por un submarino japonés.

Para cubrir las pérdidas se esperaba al USS Essex, pero no iba a entrar en servicio hasta diciembre.

En el buque se había instalado un nuevo sistema de artillería antiaérea, que en los días sucesivos mostraría su utilidad.

Con los refuerzos desembarcados en Guadalcanal las noches del 11 y el 15 de octubre, las tropas japonesas en la isla creían estar en condiciones de lanzar un gran ataque que les diese la victoria definitiva.

Tras haberse acercado a ellos, Kinkaid hizo despegar algunos Dauntless y Wildcats, que sin embargo no pudieron encontrar a la escuadra del vicealmirante Nagumo, que había puesto rumbo norte tras el encuentro con los aviones Catalina.

Dado que se enfrentaban a cuatro portaviones japoneses era un riesgo muy alto.

El Zuiho, sin embargo, había hecho despegar a sus escuadrillas desde hacía mucho rato, y éstas se dirigían hacia los portaaviones estadounidenses.

A un centenar de kilómetros del Enterprise, se encontraron las escuadrillas estadounidenses y japonesas.

El Hornet a pesar de sus maniobras evasivas, fue alcanzado por varias bombas y por dos torpedos.

Más tarde, los destructores japoneses dispararon tan entusiastamente como los estadounidenses y lanzaron 4 torpedos Long Lance de 24 pulgadas a su puente en llamas.

Varios aviones agotaron su combustible y amerizaron junto a los destructores de escolta.

Mientras los Wildcats luchaban con los Zeros de cobertura, los bombarderos en picado Dauntless se lanzaron contra los portaviones.

El Junyō había lanzado un ataque independiente a cargo de diecisiete Val y doce Zeros.

Solo seis de los diecisiete Val sobrevivieron y consiguieron regresar al Junyō.

Cuando el Enterprise hubo recuperado a todos los aviones en vuelo (con dificultades, ya que sus ascensores habían quedado destruidos), Kincaid dio orden de interrumpir el combate y evadirse de los japoneses.

Para completar el panorama, las fuerzas aeronavales japonesas salieron de la batalla seriamente debilitadas.

El crucero pesado japonés Chikuma .
El USS Enterprise en acción en el curso de la batalla.
El USS Hornet siendo atacado por un bombardero japonés.
El USS South Dakota es atacado por un avión torpedero japonés.