También llegó del Bajío el general Gabriel Valencia con las fuerzas auxiliares de Guanajuato.La escasez de armas para la tropa era muy evidente por no haber ya disponibles por la región donde se hallaba el ejército.Mientras se disponía la fortificación de San Luis como base del Ejército del Norte, los invasores se daban a la tarea de establecer sus propias posiciones defensivas y sujetar el terreno que ocupaban.[1] Santa Ana se dedicó a la reorganización del ejército mexicano en San Luis Potosí siempre utilizó el dinero estadounidense durante la intervención estadounidense pero obligó a los potosinos que engrosara el ejército comprar armas utilizando su dinero o trabajo pero al final, perdió la guerra.Ya por entonces las avanzadas norteamericanas chocaron con las mexicanas de la caballería del general Don José Urrea, verificándose algunos tiroteos.El ejército que se reunió en La Encarnación sumaba ya 14 000 hombres (16 000 según fuentes estadounidenses).Más cuando la vanguardia de la Brigada Ligera, al mando del General Ampudia, llegó a aquel punto se supo que Taylor se había movido de allí desde el día anterior, con rumbo a Saltillo.Creyendo que el enemigo se retiraba con precipitación y en desorden, hizo avanzar al galope a la caballería para reunirse a la vanguardia en el Puerto de La Angostura, atravesando perpendicularmente la carretera hacia Saltillo.En ese momento el general Santa Anna decidió ganar tiempo para permitir la llegada del resto de sus tropas, por lo que envió un parlamentario a Taylor y los estadounidenses, intimando rendición, envío al General Pedro Van der Linden para negociar una rendición indicándoles que estaban sitiados por 16 000 hombres y no podrían evitar una derrota (de ahí la cifra de enemigos vencidos que Taylor proclamaría posteriormente).Santa Anna tendió sus tropas sobre la derecha del camino, frente a la izquierda enemiga.Al efecto, antes de que el enemigo comprendiese su error y ocupara el cerro, se mandó á la Brigada Ligera, al mando del general Ampudia, que lo ejecutase; pero en ese mismo momento nuestro adversario mandaba uno de sus cuerpos de Rifleros con igual objeto.Para sostener su izquierda Taylor mandó reforzarla con nuevas tropas, haciendo avanzar diversas líneas en orden escalonado, rebasando su derecha.Esta permanecía indecisa en el plano occidental y centro, donde los dos ejércitos oscilaban, ganando o perdiendo terreno; pero en la derecha, la Brigada Ligera de Ampudia había obtenido grandes ventajas, haciendo retroceder a los cuerpos de fusileros que se oponían a aquella.Entonces Taylor organizó una fuerte columna que lanzó hacia el flanco mexicano; pero en esos momentos la Brigada Ligera bajó del cerro, desplegada en batalla en su falda, sobre el flanco izquierdo de la mencionada columna enemiga, y junto a otras tropas de refuerzo que Santa Anna envió al mando del General Jáuregui, detuvo el ataque estadounidense y a continuación los hizo retroceder, rebasando su izquierda hasta llegar a su extrema retaguardia, sobre la Hacienda de Buena Vista, donde se le hizo terrible resistencia que no se pudo vencer por falta de artillería.A 80 yardas los uniformes azules, verdes y rojos de los mexicanos eran un objetivo brillante.Mientras tanto, el segundo de Illinois, aparentemente inmune al pánico que había infectado a sus camaradas, se enfrentaron en una lenta retirada terco, unas pocas empresas que luchan una división y se convirtió poco a poco separado de las unidades que luchan en el extremo izquierdo.Parte de la caballería mexicana se retiró a Saltillo, mientras que otra tuvo que regresar dando un largo rodeo por la derecha estadounidense, quedando durante este tiempo fuera de la batalla.En el peor momento para los estadounidenses, Jhon E. Wool galopó hasta Zachary Taylor y le dijo: “¡General, estamos perdidos!”; “lo se”, dijo Taylor tranquilamente, “pero nuestros soldados no lo saben así que no les diremos nada y a ver que hacen”.[3] En tanto se verificaban estas acciones, las fuerzas mexicanas que atacaban el frente habían seguido avanzando con ímpetu, haciendo retroceder al adversario.El desgraciado coronel Bowles, cuya orden equivocada había dado inicio a la derrota estadounidense, cogió un fusil y luchó en las filas como soldado raso durante el resto del día.Entonces Santa Anna, viendo que el día terminaba y la batalla permanecía indecisa, intentó dar una embestida clásica, atacando a Taylor de frente con todas las fuerzas que pudo reunir.La batalla fue una de las más duras y porfiadas de que se tenga memoria en las fuerzas armadas mexicanas, cuyo ejército había tenido 594 a 694 muertos, entre ellos 5 jefes y 21 oficiales.Resultaron también 211 heridos, inclusive 10 jefes y 22 oficiales, más 133 prisioneros en poder del enemigo.Los estadounidenses contabilizaron 633 muertos, incluidos 4 jefes y 24 oficiales, más 989 heridos.. Como trofeos arrancados a lanzazos al Ejército de los Estados Unidos se contabilizaron tres cañones, propiedad del 4.º de Artillería, con su correspondiente munición en sus cajuelas, cuatro carros y tres banderas.El ejército de Santa Anna se retiró hacia Agua Nueva, de donde partió el día 26 en una terrible marcha a través del desierto hacia San Luis.Santa Anna, por su parte, alegó como causa principal que el ejército carecía de rancho y tras la fatiga de la batalla no podía comprometer aquel ejército para otra al día siguiente.Hacía muchos días que el ejército se hallaba bien fatigado, y por lo mismo necesitaba Se puede hacer mucha especulación histórica sobre el asunto, pero lo cierto es que nadie puede asegurar lo que hubiese ocurrido en caso de atacar Santa Anna al día siguiente, si las tropas estadounidenses hubieran resistido ni si las mexicanas hubieran sido capaces de mantener el ataque.