El general Zachary Taylor, recibiendo provisiones del Puerto Isabel, enterado de los combates en Brownsville, acudió en ayuda de los defensores del fuerte.
Taylor juntó sus tropas y se movilizó en auxilio de los defensores de la fortaleza, pero fue interceptado por una columna mexicana comandada por el general Mariano Arista que ya sabía las intenciones del general estadounidense.
Taylor, en un movimiento improbable, avanzó su artillería para atacar al enemigo.
Antes de empeñar su infantería, los invasores usaron una nueva táctica que resultó inesperada para los combatientes mexicanos, pues utilizaron su artillería ligera (Flying Artillery) para atacar rápidamente las posiciones mexicanas y además la artillería pesada para destruir las formaciones lejanas; todas estas acciones dirigidas por el Comandante Samuel Ringgold.
Es así que estos factores contribuyeron a que murieran muchos mexicanos al momento de tratar de cargar sus cartuchos y otros no lo hicieran; además, el armamento mexicano tenía una antigüedad tecnológica de casi 100 años y no era posible sustituirlo a causa del bloqueo naval estadounidense, lo que se haría evidente a lo largo de la guerra.